Hay lugares donde se han producido hechos
asombrosos e inexplicados, denominados milagros, y territorios donde han nacido
personas de tal elevación ética y admirable conducta que se les ha denominado
secularmente ‘santos’.
Burgos es uno de estos territorios
…. La señora Orodulce, tiró levemente de la tosca cuerda que hacía
bascular la campana del convento de Suso, en la ladera de una imponente montaña
de la sierra de la Demanda, rodeado de bosque, no lejos de la aldea de Berceo.
Monasterio de Suso. San Millán de la Cogolla.La Rioja.
No quería producir más que un único tañido,
suficiente para anunciar al fraile portero su visita. El sol comienza a
ocultarse tras las elevaciones porque son casi las nueve de la noche de un día de
mediados de julio de 1025.
Junto a ella, agarrándola de su falda, miraba
con curiosidad en rededor un niño de cinco años, su hijo Domingo. Unos pasos más
atrás, la sierva Fátima, sujetando una mansa burrita con albardas de la que
cuelgan atadas por las patas tres gallinas y un gallo negro. El grupo ha venido
caminando desde Viloria durante casi doce largas horas. Han salido a las seis de
la mañana y caminado con leves descansos para poder llegar con alguna claridad
al pequeño convento.
- ‘Ave
María’, saluda el
portero, rasurado el cráneo, larga barba grisácea, hábito de márfega negra con
gran capucha, toscas sandalias de cáñamo en los pies, deformados por una añeja
artrosis, mientras abre el grueso portón de la casa.
La Señora Orodulce pide ver al abad al que
pretende hacer una petición y también alojamiento para pasar la noche hasta el
día siguiente en que piensa regresar a su aldea.
El abad a pesar de la hora, recibe a la mujer,
pidiéndola que tome asiento en el largo bancal del pórtico, mientras el niño
domingo se duerme en sus brazos.
Orodulce manda a la morita Fátima entregar al
portero el gallo y las gallinas ponedoras. Dos de ellas son una ofrenda para el
cenobio y el gallo y la restante tienen otra finalidad.
Orodulce, con un lenguaje sencillo expone al
abad que su marido Ximeno García, que se encuentra anciano y enfermo, ella y el
niño Domingo son una familia de labradores de Viloria donde tienen huertas, una
viña, frutales y olivos. Sin ser ricos, tienen una posición muy desahogada que
les permite hacer caridad a su alrededor. Pero Ximeno es muy mayor y su único
hijo Domingo, muy pequeño. Los esposos tienen ya convenido que cuando fallezca
Ximeno, Orodulce y Domingo entreguen sus vidas y hacienda a un convento. Por
eso quieren que el niño Domingo se instruya ya en la Doctrina y letras que
únicamente los frailes del cercano
Monasterio Benedictino de Valvanera, más allá de Anguiano, pueden
proporcionarle.
Monasterio de Valvanera. La Rioja.-
Por la dificultad de Ximeno, muy mayor para
viajar por las empinadas cuestas de la Demanda y porque a Valvanera no pueden
acceder mujeres, como se previene a medio camino en una
cruz: “…ninguna mujer entre
hasta el término (…) y si entra, quede detenida hasta que pague sesenta sueldos
al procurador del rey”, Orodulce
ruega al fraile de Suso que conduzca al niño Domingo hasta los Benedictinos por
su mano y con el ruego, además del anticipo de las aves en donación por la
instrucción del mozo.
…
Dejamos aquí la escena.
La historia posterior del niño Domingo García
es afortunadamente la de una vida larga y espléndida que será recordada por
generaciones a través de los siglos hasta hoy mismo.
Los monjes benedictinos del imponente convento
de Valvanera instruyeron a Domingo en cuanto un joven que quiere dedicarse a la
vida monástica debiera saber, pero no le admitieron en la Orden y la historia no nos ha desvelado hasta ahora los
motivos. Tampoco fue admitido entre los frailes de Suso en el convento en que
alcanzó la santidad San Millán convirtiéndose en referente de la Rioja, de
España y de la Cristiandad de entonces. Al parecer, no resultaba cierto
entonces el dicho “Todo es bueno para un convento”.
El pobre Domingo fue incluso rechazado por
tercera vez por un venerable ermitaño solitario a quien pidió amparo y
convivencia en su vocación espiritual.
Se sabe que Domingo, ante esta situación optó
por una vida ascética como ermitaño en un lugar de la Bureba, cercano al actual
Cerezo de rio Tirón junto las ruinas de un antiguo pabellón de caza de los
reyes de Pamplona donde construyó una ermita.
En esta situación, su gran oportunidad se
presentó al conocer que había venido a la Rioja un alto dignatario de la
Iglesia, Gregorio, Obispo de Ostia y también Cardenal, enviado especialmente a
Calahorra por el Papa Juan XVIII. Traía varias misiones entre las que
principalmente estaba la de organizar las diócesis de la zona ante las
tensiones existentes entre los reinos de Pamplona y León y la consolidación del
avance de los cristianos frente al invasor musulmán. De paso, Gregorio
protagonizaría la rogativa que, se dice, fue determinante en erradicar una
plaga de langosta que venía asolando las fértiles tierras navarras y riojanas.
(*)
Domingo se presentó a Gregorio- más tarde San
Gregorio Ostiense- y le ofreció sus servicios como ayudante local, conocedor
del territorio.
Aceptado que fue por el prelado, a partir de
ese momento comenzó la actividad que le supondrá el reconocimiento de los
siglos hasta hoy.
Conociéndose entonces en todas las ciudades de
Europa el hallazgo del sepulcro del Apóstol Santiago en Galicia se incrementaba
el número de peregrinos que iban y venían,
a través de Navarra y la Rioja hacia Burgos, León y Compostela. Una vez
en Nájera los peregrinos evitaban el entonces peligroso-por lo cenagoso y
frecuentado de bandidos- bosque de Fayola (Ayuela) y vadear el muchas veces
intratable rio Oja, desviando la ruta por Leiva hasta Briviesca siguiendo la
antigua calzada romana denominada vía Aurelia, que desde Briviesca continuaba
por Monasterio de Rodilla hasta Sasamón en considerable rodeo.
Domingo, en
su deseo de ayuda y cuidado de los peregrinos, para facilitar el
tránsito hasta Castilla construyó un puente sobre el río Oja , una calzada, una
ermita y un hospital, abriendo con ello un tramo de camino directo hasta la,
nueva entonces, sede de diócesis en Burgos y su paso natural por el puerto de
la Pedraja, todo lo cual convenía tanto a los peregrinos como al astuto rey de León
y Castilla Alfonso VI, interesado en mantener un acceso rápido hasta la Rioja
objeto de su permanente reivindicación frente al reino de Pamplona. En aras de todo
lo cual realizó donaciones a Domingo y libró de impuestos al nuevo núcleo
urbano que junto a dichas obras se levantó.
Domingo se reveló como un eficaz economista,
administrador, constructor y referente hospitalario a lo largo de todas las
ciudades de procedencia y destino de los
peregrinos a Santiago a quienes sus obras socorrieron. Vivió noventa años y
falleció en 1109, junto a su iglesia, donde dispuso ser enterrado y donde se le visita en la actualidad.
Sepulcro de Santo Domingo de la Calzada. Catedral de Santo Domingo de la Calzada.La Rioja
Curiosamente
Domingo no está canonizado formalmente aún, se encuentra en una situación
canónica denominada "pre
congregación” aunque
su canonización se considera
espontánea, una forma que duró desde que se comenzó el culto a los santos, a
comienzos del siglo II, hasta la creación de la Congregación de Ritos en 1588.
Basílica de San Gregorio. Sorlada. Navarra
Cabeza-Urna con las reliquias de San Gregorio.
(*) San Gregorio Ostiense ha sido venerado por
los agricultores de Navarra, la Rioja y muchos lugares de España a lo largo de
los siglos. Las fincas agrarias se continúan bendiciendo en la actualidad con
el agua milagrosa que previamente ha estado en contacto con sus huesos en la
célebre cabeza –urna de plata. La magnífica Basílica que la alberga se
encuentra en la localidad navarra de Sorlada
a una jornada (40 km.) de
Logroño, donde falleció hace tan sólo diez siglos.