El Leon de Arlanza

El Leon de Arlanza
El Leon de Arlanza

miércoles, 31 de mayo de 2023

De como, en el siglo I, una localidad de Burgos fue capital del Imperio Romano



En una fría noche mesetaria del año 65, en un dormitorio del palacio de Clunia, dormía, a ratos, el gobernador de la provincia Tarraconense Servio Sulpicio Galba.

 

El vino trasegado en la cena, elaborado en las riberas del Durius unos meses antes, aunque aliviaba dolores profundos de la artrosis que padecía en manos y pies, le proporcionaba un sueño intranquilo, entreverado de pesadillas. En una de estas, el durmiente era visitado por la bella diosa Fortuna quien le increpaba “Servio, me estás haciendo esperar mucho tiempo y como me canse voy a visitar a otro mortal mas receptivo”

Busto de Servio Sulpicio Galba

 

Del gobernador general de la provincia Tarraconense, Galba, se conocen muchos datos biográficos por los historiadores contemporáneos del siglo I en que desarrolló su existencia, Cayo Cornelio Tácito, Cayo Suetonio y Plutarco.

 

Servio, hijo de un abogado prestigioso, aunque bajito y jorobado, era miembro de antiquísima familia de patricios romanos de pura cepa: la gens Sulpicia, con muchos próceres y gobernadores en su haber a lo largo de los cuatro siglos precedentes a su tiempo.

 

Al mirar atrás en su vida desde la perspectiva de sus setenta años contemplaba un curriculum impecable: Gobernador de Aquitania, Legado en Germania Superior, -derrotando a la tribu de los catos y asegurando la frontera del Rhin- Procónsul en África y desde hacía 8 años, corría el año 67, Gobernador de Hispania Tarraconense.

 

Entre sus distinciones estaba el derecho de vestir la ornamenta triunphalia – corona de laurel, toga pictia y carro de cuatro caballos- y ser miembro de los tres colegios sacerdotales más antiguos, los quindecenviros, los titii y los augustales.


 Cuando el emperador Calígula fue asesinado en virtud de una conspiración, muchos le invitaron a proclamarse emperador, cosa que rechazó y la cual le fue enormemente agradecida por el tío de aquel, Claudio, llamado a suceder a su sobrino, haciendo que entre ambos se entablase una fuerte relación de confianza y amistad.

 

Pero de aquello hacía ya veintisiete años y ahora, con Nerón en sus horas bajas, la situación era distinta.

 

Efectivamente Nerón, a pesar de haber sido exquisitamente educado por nuestro Séneca, se encontraba, a sus treinta años de edad, totalmente desnortado, en un delirio de poder incontrolado – obligando a suicidarse a Seneca entre otros muchos amigos- sembrando el terror entre los senadores y habiéndose gastado lo propio y lo ajeno. Todo lo cual hacía insostenible su mandato enervando a senadores y guardias pretorianos y -lo que resultaba peor- obligando a los gobernadores relevantes del imperio, detentadores del mando de las legiones, a buscar rápidamente un sucesor que restableciera el orden.

 

Uno de estos, el gobernador de la Galia Lugdunense (Lyon), Cayo Julio Vindex, que se había rebelado ya en febrero del año 68, al no poder postularse a sí mismo, por ser galo, propuso a Galba que se autoproclamara emperador con su apoyo y el de otros gobernantes.

 

Galba dio algunos pasos en tal sentido, pero temiendo por su vida- supo que Nerón había ordenado asesinarle-, de momento se retiró desde Cartago Nova a Clunia, ciudad del interior que constituía el nudo de comunicaciones mas conveniente, al tiempo que lugar mas seguro para su persona.

 

Comenzó a reclutar una legión, que se llamó VII Galbiana, al tiempo que enviaba cartas recabando su adhesión a los demás gobernadores de Imperio.

De estos, obtuvo la del gobernador de Lusitania, Otón, la del de la Bética, Aulo Cecina y el conocimiento de que el gobernador de África asimismo se había rebelado.

 

En tanto, en Roma continuaban precipitándose los acontecimientos contra Nerón, que ante la hostilidad de su entorno había entrado en pánico. Su propio jefe de la guardia pretoriana pidió y obtuvo del Senado la proclamación de Galba como nuevo emperador

 

Busto de Nerón

El 8 de junio del año 68, el Senado proclamó emperador a Galba, quien se encontraba en tal fecha en su palacio de Clunia convirtiendo por ello de facto a esta ciudad de treinta mil habitantes entonces, en la capital de imperio romano.

 

Nerón, condenado a muerte por el Senado, se suicidó en la mansión de un amigo, dando fin con ello a la dinastía de los Julio-Claudios, Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón.

 

El mandato de Galba no duró mucho, ya que, en enero del siguiente año,69, fue asesinado en complot urdido por su previo aliado Otón, despechado por no haber sido designado su sucesor. En algarada en el mismo Foro de Roma fue decapitado por un soldado raso y su cabeza calva, exhibida por las calles en una pica en acreditación de tal hecho.

 

Así eran aquellos turbulentos tiempos que paradójicamente constituyeron el culmen de una civilización extremadamente avanzada que no ha dejado de ser universalmente admirada durante los últimos 2000 años: El Imperio Romano.

 

Clunia, enclavada en la actual provincia de Burgos, cabeza de Castilla y núcleo de una organización política posterior, basada en principios tan distintos, es hoy un yacimiento arqueológico, bastante desconocido a pesar de un hecho tan notorio como el descrito. Recientemente en este yacimiento, han logrado reconstruir una estatua de Diosa Fortuna – la que se había aparecido a Galba en sueños- a partir de los doscientos fragmentos en que había sido rota.





lunes, 24 de agosto de 2020

Raíces profundas

 

El Imperio Romano se extendió desde el 27 a. C. hasta el 476 d. C, es decir durante cinco siglos.

 La monarquía católica de España dio comienzo en 587 d.C, con la conversión de Recaredo I, y continúa en la fecha en que esto se escribe, agosto de 2020, lo que suma quince siglos. Mil años más.

 No es que la perpetuación en los siglos de estas instituciones diga nada definitivo, pero hay que reconocer que es un dato.

 


Conversión de RecardeoI . Óleo por Muñoz Degrain 1888.

Rex eris si recte facies, si non facias, non eris.

 El padre de Recaredo (ric- hard: rico y fuerte) era el monarca visigodo de España Leovigildo que también era cristiano, aunque no católico ya que profesaba un cristianismo herético denominado arrianismo. Leovigildo tuvo dos hijos, el mayor de los cuales fue Hermenegildo (ermen gild: inmenso tributo).

 A Hermenegildo le casaron, siendo adolescente, con la princesa franca católica Ingunda, hija del rey franco Sigeberto I por razones de política exterior con estos temibles vecinos del reino.

 Como cargo adecuado a su condición de príncipe, le nombraron gobernador de la Bética con sede en Sevilla, que por entonces se llamaba Híspalis.

 Por razón de este cargo de gobernador tuvo un necesario contacto con el obispo católico de esta ciudad Leandro (Hermano mayor de San Isidoro) lo que, junto con el hecho de estar casado felizmente con una católica, hizo que se convirtiera muy prontamente al catolicismo.

 Tenemos entonces que este príncipe heredero legítimo al trono de España era ya católico en el siglo VI.

 

               Apoteosis de San Hermenegildo. Colegio homónimo de Sevilla Francisco Herrera 1620.

Sospechando por este hecho, siendo arriano su padre y la totalidad de magnates visigodos de entonces, que sería postergado en la sucesión de la corona en favor de su hermano menor Recaredo, se sublevó aprovechando su cargo de gobernador de la Bética con el supuesto apoyo del emperador de Bizancio asentado ampliamente en todo el levante peninsular.

 Tras muchas vicisitudes y traiciones fue vencido en el corto plazo de cuatro años y hecho preso primero en Sevilla, en la Puerta de Córdoba y más tarde en Tarragona donde finalmente, en el año 595, fue decapitado por un carcelero de nombre Sisberto, al parecer por negarse a recibir la comunión de un sacerdote arriano.

                   Puerta de Córdoba e Iglesia de San Hermenegildo. Sevilla

 El hijo de Hermenegildo e Ingunda, quien se refugió en Constantinopla fue el príncipe Atanagildo que se casó con Flavia Juliana, sobrina del emperador bizantino Mauricio. De este matrimonio nació Paulo Ardabasto, quien a su vez fue padre del rey godo Ervigio del que descienden Pedro, Duque de Cantabria, reyes de León y el Conde de Castilla Fernán González a quien se ha hecho mención en otros apartados de este blog. (1)

 A instancias de Felipe II, la Iglesia católica canonizó a Hermenegildo en el milenario de su muerte.

 Fernando VII en 1814, al finalizar la guerra de la independencia instituyo la Real y Militar Orden de Caballería de San Hermenegildo para distinguir a aquellos oficiales del Ejército de España que hubieran desempeñado una constante e intachable conducta militar. Mi abuelo y mi padre fueron caballeros de esta Orden.

 

                                   Gran Cruz de San Hermenegildo

Los restos de Hermenegildo, su cabeza, reposa hoy en el Monasterio del Escorial junto a los del patrón de la monarquía española San Fernando.

(1)   Luis de Salazar y Castro. Historia genealógica de la Casa de Lara

lunes, 17 de agosto de 2020

Laus Spaniae

          “De todas las tierras que hay desde el poniente hasta la India eres la más bella, oh, Hispania, sagrada y siempre feliz madre de príncipes y de pueblos.

 Con razón tú ahora eres de todas las provincias reina, de la que no solo el Occidente sino también el Oriente toma prestada tu luz.

 Tú, belleza y ornato del orbe, la más ilustre porción de la tierra, en la que la gloriosa fecundidad del pueblo godo disfruta mucho y abundantemente florece. Merecidamente la naturaleza, muy bondadosa, te ha enriquecido con abundancia de todos los seres vivos.

 Tú, abundante en aceitunas, caudalosa en uvas, fértil en mieses; te vistes de campos de cereales, te envuelves en la sombra de los olivos, te adornas con viñas…”  (1)

 

                                 San Isidoro de Sevilla

Un sevillano cultísimo y religioso del siglo VII, expresaba así de elocuentemente su convencimiento de la maravilla y fortuna que suponía la existencia de España.

 Liderando la Iglesia española-que por entonces se diferenciaba en poco del pueblo soberano- formuló en varios concilios los fundamentos de la monarquía parlamentaria y constitucional como óptima forma de organización del poder. (2)

 

“Es justo que el príncipe este sujeto a sus propias leyes. Pues solo cuando también él respete las leyes podrán creer que estas serán guardadas por todos.

Los Príncipes deben someterse a sus propias leyes y no podrán dejar de cumplir las leyes promulgadas para sus súbditos. Y es justa la queja de los que no toleran que se les permita algo que le esté prohibido al pueblo” (3)

                              IV  Concilio de Toledo 633 Rey Sisenando y Obispos

 

En aquel remoto siglo, el poder lo detentaban gentes venidas de lo que hoy conocemos como centroeuropa. La Iglesia convirtió las jarcas en que venían, en familias y con este orden judeocristiano cimentó el sustrato social, humano, de España.

 Mas o menos, hasta hoy.

 Verdad es que, a pesar de tan sólidos principios, de no ser por un castellano de Burgos, Fernando González, trescientos años más tarde, probablemente esta sólida estructura aportada por la Iglesia a hispanorromanos y godos de entonces, hubiera vuelto a las jarcas. (4)

 Afortunadamente este paisano apareció y realizó su labor, inventando Castilla con su mezcla de foramontanos, judeoconversos, mozárabes  y emigrantes varios de la Europa de entonces, reforzando la institución con esta incipiente especial democracia de las Cortes  hasta hoy.

                             Colegiata Santos Cosme y Damian Covarrubias. Burgos. España
                                          Sepulcro del Conde Fernan González

Hoy, por mor de los tiempos, tendemos de nuevo a la jarca y a la desorientación. todos somos responsables.

       “May you have a strong fondation

When the winds of changes shift…” (5)

 

Ojalá esto, que decía cantando un inspirado nuevo judío converso, se haga bueno para bien del conjunto y de cada uno de quienes habitamos hoy esta maravilla de terruño que se llama España.

 

                                             Bob Dylan

 

 

(1)   San Isidoro de Sevilla Laus Spaniae. Historia de Regibus gothorum, vandalorum et suevorum.

(2)   San Isidoro de Sevilla +636 Arzobispo de Sevilla. (España) Padre de la Iglesia.

(3)   San Isidoro de Sevilla . Sententiae III 51.4

(4)   Fernán González + 970 Conde Castilla Burgos, (España)

      (5)  Forever Young ;Bob Dylan (Robert A. Zimmerman) Duluth Minn USA 1941 Premio Nobel de Literatura 

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Patrimonio de la Humanidad


Patrimonio de la Humanidad: ahí es nada.

El 25 de enero de 1869 el Gobernador Civil de Burgos, Don Isidoro Gutiérrez de Castro y Cossio, político de impecable carrera y exquisita formación- estudió en Colegio de Jesuitas en Inglaterra y dominaba varios idiomas- acompañado de algunos funcionarios y escoltado por escasos Guardias Civiles, se presentó en las puertas de la Catedral.

Se trataba de dar cumplimiento al Decreto del Gobierno de España de inventariar e incautarse de bienes sitos en el templo, no relacionados con culto, tales como biblioteca, archivos, enseres y obras de arte en general.


Gobierno Provisional de 1869

Imponiendo su autoridad al Dean y al Provisor Catedralicio, se hizo acompañar hasta las dependencias de los archivos en el interior.

Una muchedumbre creciente que le había recibido e increpado en la puerta del Sarmental, sin que los guardias civiles lo impidieran, había accedido también al interior acompañando a la comitiva. En el momento en que esta iniciaba su acceso al archivo, la multitud, abalanzándose sobre el Gobernador Gutiérrez, comenzó a golpearle y arrastrarle hasta el exterior de la puerta del Sarmental, ante la pasividad de los guardias. Una vez allí, con una violencia inusitada, prosiguieron los golpes, mutilándole incluso orejas y genitales.


Suceso del 25 de enero de 1869 en la Puerta del Sarmental

Finalmente, atados los pies con su propia faja, fue arrastrado escaleras abajo y, ya cadáver, dejaron el bulto de su anatomía abandonado en la plaza contigua, hoy del Rey San Fernando.

Hasta aquí el hecho tremendo y su breve contexto.

Cincuenta años después, también en Burgos, ocurrió que, cuando se supo que D Hermenegildo Barbero Usategui, tras habérselo ofrecido en venta inicialmente al Ayuntamiento sin obtener respuesta, decidió vender a una empresa extranjera el Palacio renacentista llamado Casa de Miranda – edificio de su legítima propiedad- se armó también la mundial.



Portada de la Casa de Miranda en Burgos.

El asunto, calificado de escándalo, saltó a la prensa nacional y corrieron ríos de tinta en La Correspondencia de España, El Imparcial, El País y El Liberal.

Se supo más tarde que quien estaba tras la compra del edificio era nada menos que el Ciudadano Kane, William Randolp Hearst, quien no dudó en movilizar a Washington y reclamar lo comprado al embajador de España. En fin, una buena movida, amortiguada en su desenlace por el estallido de la Gran Guerra.

El asunto se resolvió, no entraré en detalles, y hoy felizmente los burgaleses disfrutamos de tan disputado monumento como sede de Nuestro Museo de Burgos (Así, con esta denominación, como Dios manda), en tiempos Museo Arqueológico dirigido después por nuestro entrañable profesor de francés Don Basilio Osaba (¡Pulgar se dice pouce, pouce! ¿Quién lo puede olvidar?)

Estos dos ejemplos de celo patrimonial, sin embargo, son cosa del pasado.

Porque han pasado tres guerras, dos mundiales y una local, para que aquellos sucesos hoy parezcan sólo leyendas, aunque su rigor histórico esté fuera de toda duda.

El 26 de junio de 1945 se firmó en San Francisco de California la Carta de las Naciones Unidas (ONU) y el 4 de noviembre de 1950, tras los tira y afloja de la denominada “Cuestión española” -y el santo temor de los EEUU a la URSS-, se permitía a España formar parte de tan selecto Club.

Como órgano de la ONU para la cooperación internacional en la educación, la ciencia y la cultura, se constituyó simultáneamente la UNESCO. Este brazo fue desarrollándose y, andando el tiempo y viniéndose arriba, estableció en 1972 la figura de Patrimonio Mundial o de la Humanidad para ser ostentada por determinados lugares con un “valor universal excepcional”.



Sede de UNESCO. Paris.

Con los pertinentes mecanismos administrativos- y sin perjuicio de los derechos reconocidos en cada país- acceden a tal categoría edificios (¿Con su contenido?) o lugares o lugares y edificios.

En la actual demarcación o Comunidad Autónoma de Castilla y León (Sencillo nombre que designa hoy la entidad que fue cabeza, corazón y motor del Imperio Español) , disfrutamos de una renta per cápita, en 2018, de 24.397€ -frente a los 34.980€ de Francia (un 43,38% más) o los 70.200 de Suiza (un 187% más)- y a pesar de todo, declaramos nada menos que Ocho patrimonios heredados de nuestros ascendientes como Patrimonio de la Humanidad toda.   Tres de los cuales radican en Burgos: La Catedral, el Yacimiento de Atapuerca y el Camino de Santiago, en su tramo se supone.

Esta figura, indiscutiblemente bienintencionada y que implica para estos bienes relevancia universal, venida de visitantes- para beneficio de la hostelería- y financiación para garantía de su conservación, inquieta sin embargo a mi tosca mente de labrador.

Según la Real Academia Española, “patrimonio” es “Hacienda que alguien ha heredado de sus ascendientes.”

En cuanto a la “humanidad” o “mundo”, no constan ni la identidad o alcance de tales términos ni, mucho menos, su representación- entendiendo esta como un acuerdo aceptado por mandante y mandatario- por alguien que pueda hacer declaraciones o aceptar donaciones en su nombre.

Así que la denominación Patrimonio Mundial o de la Humanidad, lejos de confortarme, me suena excesiva y/o surrealista, como si hubiera sido adoptada por una peña de amigos un poco eufóricos, en uso de dudoso mandato representativo de las poblaciones de los Estados que pagan sus sueldos y dietas.

Sobre todo- y también- porque al ser esta calificación “sin perjuicio de los derechos reconocidos en cada estado sobre dichos bienes”, supone o un concepto de naturaleza jurídica imposible, o una denominación gratuita: De una manera u otra, todo cuanto se tiene de pie, fluye o yace en el subsuelo del orbe, es patrimonio de la humanidad. ¿De quién si no?

Ahora, cada vez que cruzo bajo el arco de Santa María y contemplo, iluminada por el sol, la espléndida piedra de la Catedral, no puedo evitar el extraño sentimiento de saber que también son titulares de su propiedad, además de la Iglesia Católica a la que pertenezco, innumerables “Gobernadores Gutiérrez” modernos: la Iglesia del Palmar de Troya, los países que abandonan la ONU, los que no han pertenecido nunca, los convictos por delitos contra la humanidad, los habitantes de Sentinel del Norte, en fin, la Humanidad en toda su dimensión, la que sea.

Qué uso hará esta nueva comunidad de su adquisición es algo que conocerán únicamente los que sobrevivan un significativo periodo de tiempo.

De momento, no se ha visto declarar aún, animados por el ejemplo, patrimonio de la humanidad otros lugares de valor universal excepcional como el Campo petrolífero Gawhar en Arabia Saudí, o la mina Big Hole-Kimberley, de diamantes en Sudáfrica, o la Bóveda a 26 metros bajo el nivel del mar del Banco de la Reserva Federal, con su contenido, en New York.


Big Hole. Sudafrica.
……

“Esta es Castilla, señor,  que hace a sus hombres y los gasta!”: La expresiva frase de Alfonso Fernández Coronel, hace seis siglos, poco antes de ser decapitado, y quemados sus restos después, en Aguilar de la Frontera, se hace cierta para asombro de las naciones.

Me tranquiliza pensar que el Monasterio de las Huelgas es Patrimonio Nacional (De España) porque, de no ser así, los burgaleses debiéramos   encadenarnos ya al Compás de Afuera.

domingo, 27 de octubre de 2019

Un omne de Burgos sabidor de cosas de mar


Tallada hace ocho siglos en madera de alerce, que es una especie de abeto rojizo que crece en alturas de Europa, la Virgen de los Reyes, sedente y gótica preside con majestad la Capilla Real de la Catedral de Sevilla.







Ante ella descansa, en una urna apoteósica de plata, el cuerpo incorrupto de su donatario, y después donante, que fuera Rey por entonces de Castilla y de León y por eso, de España, Don Fernando Tercero.




La talla fue regalo que había recibido este monarca Castellano de su primo Ludovico IX de Francia, hijo de tía Blanca de Castilla. Es de suponer que el nombre Virgen de los Reyes provenga de este hecho. Todo lo cual que, como pocos símbolos, esta Virgen integra la simetría religiosa y política de ambos reinos entonces, progenitores de la cultura occidental. Ambos primos, hijos de castellanas y nietos de francesa real, fueron canonizados siglos después, por la Iglesia Católica.

La llegada de francos, alemanes y lo que hoy denominamos europeos al norte de la península ibérica fue constante desde al menos el siglo IX en el que el rey de Asturias Alfonso II ordenase la construcción de un templo en el lugar de hallazgo de la sepultura de el Apóstol Santiago en Galicia.
Se sabe que desde su reino este monarca envió legaciones a Carlomagno aunque se desconozcan por ahora los motivos.
 Dos siglos después, su descendiente Alfonso VI se casó con Constanza de Borgoña en 1079, reina que atrajo a Burgos al abad de Chaise-Dieu, de Auvernia, Adelmus para la implantación del ritual romano en sustitución del mozárabe en la liturgia, tan importante y estimuladora entonces. Este fundó en Burgos el Monasterio de San Juan e intervino con tanto acierto en los asuntos de la ciudad y del reino que fue proclamado nada menos que Santo Patrón de Burgos: Un francés de Loudun.


La relación entre ambos reinos se intensificó mas aun con el advenimiento pleno de la Casa de Borgoña al casarse la hija de Constanza, Urraca I “La temeraria” con Raimundo de Borgoña.
 Lo que conllevaban estos parentescos de clase real y la institución por el Papa Calixto II del Año Santo Compostelano y sus beneficios e indulgencias hicieron que los siglos XI y XII se intensificara la venida de gentes de toda Europa al Norte peninsular.
Finalmente, Alfonso VIII, abuelo de nuestro Fernando Tercero, se casó con Leonor de Plantagenet hija de Leonor de Aquitania que aportó como dote nada menos que la Gascuña.


Por todo ello las comunidades de individuos de procedencia francesa, llamados francos, tanco como los de procedencia genovesa o catalana, fueron muy comunes y numerosas en todo el norte peninsular en los siglos XI, XII y XIII.  Eran familias de peregrinos, guerreros, comerciantes, clérigos y artesanos provenientes de Occitania, Gascuña, Génova y Cataluña que buscaban fortuna en tierras mas meridionales al amparo del Camino de Santiago, al avance de la reconquista.
Generalmente estos inmigrantes eran gente diligente e instruida con los suficientes medios como para arraigarse en busca de buenos negocios y medrar socialmente con rapidez haciéndose hueco entre las clases dirigentes al compás de la naciente burguesía mercantil.  
Con medios suficientes para costearse un caballo, armas y pertrechos necesarios, se integraron socialmente en el estatus de caballeros villanos, alcanzando puestos en los cabildos y en las organizaciones religiosas.
Tal era el caso de Remon Bonifaz que consiguió incluso ser elegido alcalde de Burgos y acceder y ser reconocido como experto “en cosas de mar” por el mismo monarca.



Fernando Tercero extendió por las armas el reino de Castilla y León por toda la península desde Murcia hasta Sevilla y para la reconquista de esta última no regateó en inversión militar llegando incluso a ordenar la construcción y aparejo de una importante flota armada, hecho sin precedentes en la historia de aquellos reinos mesetarios.
Sevilla, Sibylya, era entonces,1240, una gran urbe a orillas del Guadalquivir. Sin embargo, para el tránsito local o periférico, allende el río, nunca en la historia había sido construido un puente estable sobre las aguas, ni siquiera en los siglos de Roma con toda su sabiduría y potencia ingenieril exhibida en el resto de la península Ibérica.
Los almohades, para la comunicación de las localidades y fortalezas de la margen occidental del río, sobre todo de la de Triana, habían dispuesto un puente móvil compuesto de una sucesión de embarcaciones fuertemente unidas entre sí, y a las márgenes del río, por recio entramado de cadenas y amarras. Sobre estas, un entablado continuo, facilitaba el tránsito de personas, animales y carruajes.
Tal ingenio se encontraba donde actualmente se eleva en puente de Triana, o de Isabel II, rio arriba de la Torre del Oro.


Para Don Fernando, este cordón umbilical por el que la población del califa Abu Yaqub Yusuf recibía víveres y refuerzos desde Huelva, a donde llegaban por mar desde Ceuta y Tánger, resultaba un gran impedimento en la toma de tan importante urbe a la que había puesto cerco.

 Ante la evidencia de lo necesario de valerse de una flota armada, ordenó con tiempo suficiente la construcción y dotación de un fuerte contingente naval. Para tal empresa buscó a alguien de conocido prestigio marítimo.

 Resulto ser tal figura “Un omne de Burgos, sabidor de cosas de mar” como tal recuerda la Crónica General de la Estoria de España de Alfonso El Sabio: Remont Bonifaz.

 A pesar de lo que pueda parecer por la lectura de la Crónica, es dudoso que Remont Bonifaz hubiera nacido en Burgos, ni siquiera en el lugar de su toponímico Camargo, entonces Castilla y hoy Cantabria, como él mismo firmaba.

 Bien conocidos, como consta documentalmente, en la ciudad y alfoz de Burgos de Remont Bonifaz y sus primos Guiralt y Arnal Almerich, parece lógico pensar que las cualidades acreditadas por Bonifaz radicaran, no tanto en su cualidad de alcalde Burgos, sino en su experiencia naval como natural del puerto de Saint Gilles en la Camarga francesa, donde desemboca el Ródano, de donde partían numerosas expediciones a Tierra Santa y similitud con la situación de Sevilla y el Guadalquivir.

 Que muy posiblemente Bonifaz hubiera participado y destacado en el cerco naval y toma de Cartagena años antes por el infante Alfonso (Mas tarde Alfonso X) parece otro buen motivo de su elección para la campaña de Sevilla. En aquella ocasión dirigió la flota Roy García de Santander.

 Bonifaz ante el mandato del Rey Fernando organizó y “guisó” la flota entonces, con trece navíos y cinco galeras de remos entre los que había dos carracas de gran tonelaje que tuvieron el decisivo papel en el desenlace de este transcendente episodio de la Historia de España y de Occidente.

Bonifaz se presentó con sus barcos en la desembocadura del río frente a Sanlúcar donde, conocedores de su llegada fue recibido para impedir su acceso por una flota mora de más de treinta embarcaciones venidas de Ceuta, Túnez y del mismo Sevilla.

 Frente esta población de Sanlúcar se dio la primera batalla naval de la flota real de Castilla de la que existe constancia documentada. Los navíos de Bonifaz resultaron vencedores dejando dos barcos enemigos hundidos, uno quemado y tres capturados.


El Rey Fernando tenia un ultimo escollo para completar el cerco de la ciudad y este lo constituía el puente de barcas que la unía con la población de Triana a través del que entraban en la ciudad toda clase de vituallas y ayuda procedentes de Niebla y el Aljarafe.
Para resolver este punto ordeno el Rey a Bonifaz que hiciese lo necesario para quebrar el puente.
Bonifaz estudió el problema, mandando reforzar con robustas maderas sus dos barcos mayores: las carracas Rosa de Castro construida en Castro Urdiales y Carceña construida en la atarazana de Santander con madera de los bosques del monte de Santa María de Cayon.

Esperó que se dieran las condiciones necesarias para su embestida al puente con la marea a favor y, por su puesto, con los vientos de empopada con suficiente fuerza. Tales circunstancias se produjeron en el 3 de mayo de 1248 por lo que sin dilación y bajo una lluvia de dardos de ballesta y piedras, ambas embarcaciones embistieron el puente de barcas de Triana.
La primera el impactar fue la Rosa de Castro, capitaneada por Ruy López de Mendoza que no consiguió romper. Le siguió en la acción la Carceña, con Bonifaz al mando, produciendo tal colisión con las barcas del puente que, rompiendo cadenas y maderas pasó al otro lado, quebrando del todo la obra.

Con esta acción no se obtuvo de forma inmediata la capitulación de la plaza, siendo necesario posteriormente otras acciones contra la fortificación de Triana, pero el hecho supuso para los sitiados la certeza de que su situación era irreversible, cediendo finalmente la plaza a Don Fernando en noviembre del mismo año.
Esta acción de guerra supuso el punto de partida de la institución de una Flota Real de Castilla permanente al mando de un Almirante General con su propio estatuto militar frente a la regulación, meramente mercantil, de hechos de guerra naval anteriores.
No existe la rotunda constatación documental para ello, pero en la conciencia colectiva de España Ramon Bonifaz permanecerá en los anales como el primer Almirante de la Marina Real de Castilla.
Sus restos descansaron y hoy son de imposible ubicación en un sepulcro encargado por él mismo en el desaparecido convento de san Francisco de Burgos.

Posiblemente de origen francés Bonifaz y ciertamente de este origen quienes destruyeron esta magnífica joya en la guerra de la Independencia.
27 de Octubre 2019


domingo, 2 de septiembre de 2018

La nao San Lesmes descubre Australia


Durante los siete años que duró el deterioro cognitivo de mi madre, prácticamente casi todos los domingos la acompañé a la Misa de una, en la que fue nuestra Parroquia de San Lesmes.

                                          Iglesia de San Lesmes (Burgos)

Solíamos situarnos en el lado del Evangelio junto al púlpito que en los días soleados se ilumina a esa hora con el haz de luz proveniente del ventanal ojival de la derecha.

El púlpito es una espléndida pieza de piedra blanca de Hontoria en forma de enorme copa, decorada con la efigie renacentista de una hermosa Virgen con el Niño flanqueados con las de los dos San Juanes, Bautista y Evangelista- La iglesia actual se edificó sobre una antigua Capilla Extramuros de Burgos dedicada a San Juan Evangelista-. También aparecen en el magnífico relieve un escudo conteniendo el compás y la escuadra, quizá por ser símbolos gremiales masónicos del autor.

                                                   Púlpito de la Iglesia de San Lesmes

Quien fuera éste aún hoy no se encuentra identificado, pudiendo tratarse de Felipe Vigarni o de Juan de Salas. La contemplación de la belleza de la pieza, en todo caso producía en mí un extraño efecto benéfico y de consuelo.

Mi madre, a pesar de su dolencia, seguía con precisión inusitada el ritual de la Misa, recitando oraciones y cantos, haciendo con esta actitud, olvidar su triste pérdida de memoria.

A nuestra izquierda, entre la penumbra de la nave lateral, desapercibidos casi de la vista, se siente la presencia de Don Cristóbal de Haro y su esposa Doña Catalina de Ayala que llevan casi quinientos años rezando por su salvación eterna, inmortales en piadosa y pétrea efigie que les presenta arrodillados y con las manos juntas sobre el pecho.

                                  Estatuas Sepulcro de los Haro en la Iglesia de San Lesmes

A principios del siglo XVI los Haro fueron una de las familias de comerciantes más poderosas de Burgos y del Imperio español.

Provenientes de la Rioja, como en su nombre indica, posiblemente de origen judeoconverso, acumularon su fortuna invirtiendo arriesgadamente en empresas ultramarinas que comerciaban con toda clase de mercaderías en un principio al servicio de la corona portuguesa y posteriormente vueltos a Castilla.

Familia tentacular con su epicentro en Burgos, por su condición esta, entonces, de Centro de Contratación de primer orden, tenía ramas familiares activas en Amberes, Sevilla, La Coruña y Lisboa.

Inicialmente Cristóbal de Haro, que no era rico por casualidad, radicado en Lisboa, financió en 1511 para el Rey de Portugal, una expedición secreta que, buscando el paso occidental al pacífico sin éxito, descubrió el Rio de la Plata. La expedición debía ser ocultada por contraria al Tratado de Tordesillas que reservaba dicha ruta a la Corona de Castilla.

Desencantado con Juan II de Portugal y vuelto a España, desde 1517 colaboró estrechamente con Carlos I, en compañía de otras potentes familias, en la financiación de sus empresas ultramarinas y otros servicios de información y espionaje, siendo la más célebre de aquellas, por heroica, la promoción del viaje de Magallanes en busca de un paso transoceánico al sur del continente americano que permitiera el acceso a las islas de las especias. Eran estas, mercancía del máximo aprecio y rentabilidad entonces, acción presuntamente acorde con aquel Tratado de reparto de los territorios.

Esta odisea de Magallanes-Elcano, que implicó el primer viaje de circunvalación del globo culminado en 1522, constituyendo tan descomunal hito de la Historia de la navegación y universal, cambió la concepción del mundo.

A pesar de que únicamente 18 de los 250 expedicionarios regresaron en una única nave, La Victoria, de las cinco que componían la armada, el cargamento de clavo de olor y pimienta que lograron traer hasta Sevilla proporcionó réditos suficientes para compensar la inversión en las cinco naves y dejar a sus inversores, especialmente a Cristóbal de Haro un sustancioso beneficio.

En todo caso Cristóbal de Haro, mente fría de apostador, por si la expedición de Magallanes no hubiera regresado o hubiera vuelto de vacío, había financiado otra escuadra alternativa, atravesando el Istmo de Nicaragua para, desde la costa del Pacífico alcanzar el mismo objetivo.

El descubrimiento de las llamadas Islas Molucas o de las especias, -actual Indonesia- generó una fuerte disputa entre España y Portugal por no quedar claro, si conforme al Tratado de Tordesillas se encontraban estas dentro de los territorios correspondientes a Castilla.

Las sucesivas negociaciones entre ambas naciones no dieron resultado amistoso por lo que Carlos I decidió enviar una nueva flota armada al mando del Comendador de Bárbales y Caballero de la Orden de San Juan, Fray García Jofre de Loaysa. Este noble manchego venía avalado por ser remoto descendiente del célebre cruzado Godofredo de Bouillon y sobrino del propio confesor del monarca. Su misión era llegar a las Molucas por el paso descubierto por Magallanes a través del Pacífico Sur, tomar posesión en nombre del Emperador, establecer su colonización y defenderla por las armas.

                                          Flota de la Expedición de Jofre de Loaysa

En consecuencia, la flota dispuesta para tal fin reunía una considerable entidad marinera, en número de navíos de buen tonelaje, y numerosa gente de guerra.

Cristóbal de Haro participó también en el soporte financiero de esta nueva misión junto a los poderosos Fugger y, como es natural, el propio Emperador Carlos. Esta flota que contaba entre sus expedicionarios con Juan Sebastián Elcano, estaba dotada de seis naves, la Santa María de la Victoria, nave capitana, la Sancti Spiritus, la Anunciada, la San Gabriel, la Santa María del Parral, la San Lesmes y el patache Santiago. En ellas embarcaron 450 hombres, casi todos de guerra, y en número cercano al doble que en la expedición de Magallanes. Zarparon antes del amanecer el 24 de julio de 1525 del puerto de la Coruña.

 Entre las naos que la componían, la San Lesmes, de 96 toneladas cuyo capitán era Francisco de Hoces proclamaría en la mar océana, con su denominación, su encomienda al Santo Patrón de Burgos y a la Parroquia de los Haro.

Durante la Misa, miro de reojo a Cristóbal de Haro que, en su sereno semblante parece rogar por la San Lesmes mientras imagina los cabeceos de su casco entre las tremendas olas del Cabo de Hornos. Parece saber bien, por oído tantas veces, lo incierto y penoso de la travesía.

De las siete naves únicamente cuatro llegaron al Paso de Magallanes el 14 de enero de 1526, las otras tres se habían quedado encalladas en el estuario del río Gállego que habían confundido con el estrecho, logrando posteriormente liberarse y regresar a España dos de ellas habiendo naufragado la tercera.

El 24 de enero Loaysa logró entrar en el canal con tres de las naves, pero la cuarta, la San Lesmes, impulsada por los fortísimos vientos, salió del estrecho y se vio obligada a circunvalar la tierra de Fuego hasta llegar a la latitud 55 º Sur, por el “acabamiento de la tierra “, como relatarían al reencontrarse días después.


La San Lesmes había descubierto el paso del Atlántico al pacífico Sur por el extremo del Continente Americano, llamado desde entonces “Mar de Hoces”, un nuevo pasaje al Pacífico sur, alrededor del cabo de Hornos, que más tarde se denominaría pasaje de Drake por el célebre corsario que medio siglo después realizó igual recorrido.

Cuatro naves culminaron el paso del estrecho al Pacífico el 26 de mayo de 1526 pero de las cuatro únicamente la capitana Santa María de la Victoria, a pesar de lo desastroso de su estado, consiguió llega a su destino, aunque en el trayecto falleció el general de la Armada Loaysa.

El patache Santiago en el que embarco Francisco de Hoces no siendo autosuficiente para el transporte de víveres necesarios para su cuarenta ocupantes decidió renunciar a atravesar el pacífico y navegó hasta Nueva España (México) donde finalmente fondeó en Tehuantepec dos meses después (Hoy Salina Cruz en Oaxaca)

La Santa María del Parral consiguió atravesar el Pacífico y llegar a las Célebes cerca de las Molucas, pero su tripulación se amotinó asesinando a su capitán Jorge Manrique de Nájera, a su hermano y al tesorero y finalmente la nao embarrancó cerca de Sanguín donde los indígenas atacaron a la tripulación, asesinando a muchos y esclavizando al resto.

Y, finalmente la San Lesmes, capitaneada por Diego Alonso de Solís que había embarcado como tesorero general de la nave capitana y tenido que sustituir a Hoces por enfermedad de este, desapareció en una tremenda tormenta el 1 de junio de 1526.

A partir de aquí todo son hipótesis con esta nave perdida pero la más fundada- y aquí no se expondrán los argumentos- es la de los historiadores François y Roger Hervé de la Biblioteca Nacional de París.

Según estos científicos, fuera de todo rumbo controlable, la San Lesmes continuó navegando el Pacífico Sur, llegando a avistar la actual Nueva Zelanda y llegando finalmente al estuario hoy denominado de Warnambool en el sur de Australia, en el lugar hoy denominado Mahogany ship, donde la nave naufragó, consiguiendo con ello ser los primeros europeos que descubrieron Australia.

La tripulación entonces, según los mismos autores, de dividió y, parte por tierra y parte construyendo y tripulando otra nave al mando de Solís, se dirigieron por la costa Este de Australia hacia el norte, hasta Cabo York. A partir de allí fueron hechos prisioneros y asesinados por los portugueses que se apoderaron de toda la cartografía de la costa australiana levantada por los españoles que más tarde apareció como Carta del Delfín y en la cartografía de la Escuela de Dieppe.
                                             Carta del Delfín

Mi madre falleció en septiembre de 2013, por diversas circunstancias, en Madrid y no encontré fecha en el calendario de la Iglesia de San Lesmes para celebrar allí un funeral como hubiera querido. - La encontré en la Iglesia de San Nicolás, junto a la Catedral, donde también la acompañé a oír la Misa dominical algunas veces- por eso no he vuelto a despedirme de Don Cristóbal como hubiera debido.
Supongo que a estas alturas tanto francisco de Hoces como Alonso Solís o el mismísimo Loaysa ya le habrán contado lo que ocurrió en realidad con la singladura de la Nao san Lesmes y que mientras, si deseo enterarme yo también, tendré que dedicarle el tiempo necesario. Prometo hacerlo.