El Leon de Arlanza

El Leon de Arlanza
El Leon de Arlanza

jueves, 31 de agosto de 2017

Un hombre cuántico del siglo XV


Sobre la imagen en transparencia de La Capilla principal del santuario de San Pedro Regalado en La Aguilera (Burgos) puede verse un escudo de armas en el que dos lobos portan su presa en las fauces. 



Tal feroz imagen indica la calidad ostensiblemente guerrera de su titular.

Este titular, cuyos restos mortales reposan discretamente en el mismo recinto es, o fue, Juan de Zúñiga, un burgalés aristócrata de Peñaranda de Duero, al que Felipe II otorgó en 1583 el nombramiento de Virrey de Cataluña para defender sus costas de la temible flota Turca.  Ya por entonces, hace 434 años, en nombre del Islam, se atentaba contra los españoles de Barcelona, igual que en agosto de 2017.

Juan de Zúñiga, igual que sus padres y abuelos, y gran parte de la nobleza castellana, tenía gran devoción por el Santo de Asís y los frailes franciscanos en general. Financiaron conventos y favorecieron la implantación de la Orden en España y sus posesiones ultramar.

Una de estas fue el convento, hoy Santuario, de La Aguilera.


Pedro Regalado fue un hombre extraordinario nacido a orillas de un río tan castellano y nuestro como el Esgueva. Efectivamente la Calle Costanilla de Valladolid, hoy llamada Platería, donde vivía la familia de judíos conversos en 1390, Pedro y María, en cuyo seno nació, transcurría sobre el ramal norte del río Esgueva antes de su desembocadura en el Pisuerga. Por este hecho hoy es el Patrón de esta ciudad castellana.

Extraordinaria personalidad la de este judío español, callado con insistencia, del que se contaban fenómenos cuánticos increíbles, como su capacidad para estar gestionando asuntos en dos lugares muy distantes simultáneamente cuando no existía el telégrafo, la telefonía ni la radio, o la de amansar, con su sola presencia, la furia de un toro bravo descontrolado lo que le hace merecedor de ser patrón de los toreros. Pero sobre todo fueron decisivas su capacidad de regenerar una Orden religiosa a principios de un siglo XV en el que, al parecer, una escandalosa relajación moral, al amparo de la religión era posible y su incansable energía para asistir a los necesitados.



Por eso hoy flota ingrávida su imagen entre ángeles para nuestra contemplación y consuelo. Gente de tal materia anduvo por donde hoy nosotros, yo así lo creo. Otros posteriores poderosos y leídos apreciaron su huella y se gastaron su dinero para que quedara constancia y nuestro aviso.


lunes, 15 de mayo de 2017

Adtaporka

Que hay otros mundos, pero están en este (*) es una afirmación que se convalida constantemente. No hay más que asistir a cualquier conferencia de un arqueólogo o de un físico nuclear. Prácticamente a diario, únicamente por causa y a base del desarrollo de nuestras propias técnicas de investigación, aparecen nuevos mundos evidenciados por elementos inmediatos.

En el término de Atapuerca, Alfoz de Arlanzón, (Escrito Adtaporka en el Becerro Gótico de Cardeña, folio 21, en anotación del cinco de agosto del año 963) aparecieron restos humanos que descubrían la presencia de habitantes inteligentes en la sierra circundante, hace más de un millón de años, por lo menos.

Cráneos hallados en Atapuerca

A partir de la adecuada valoración de tal hallazgo, la comunidad científica y las instituciones aplicaron medios para profundizar en la investigación del material descubierto y por descubrir, en este yacimiento y activar todo lo posible el potencial de información que contuviera sobre aquella época ancestral.

En consecuencia, sobre donde un día estuvo el Convento Dominico de San Pablo en Burgos, se erigió a modo de museo, un gran espacio de exhibición y divulgación de todo lo relativo al yacimiento y su significado. En este centro hoy se presenta a los ojos del asombrado visitante aquel mundo remoto en el tiempo que, con la adecuada guía, puede tocarse con la mano y visitarse a escasos doce kilómetros.
En definitiva, otro mundo, pero en este.


Esta clase de edificios junto la institución dotada para su gestión, en cualquier otra ciudad de Europa e incluso del mundo, son designados con un nombre alusivo al lugar del hallazgo, a lo hallado, o a su descubridor. En este caso, sorprendentemente, no. Ha sido denominado con el nombre de una hipótesis científica: Evolución humana.




(*) (Paul Elouard)

jueves, 8 de septiembre de 2016

Another new world


A finales del siglo XV, la Corona de Castilla, con una inversión más bien moderada, descubrió para la civilización conocida, un mundo nuevo en las indias occidentales, más tarde conocidas como América. Y, al decir un mundo nuevo, se dice bien, porque como tal ha de considerarse al conjunto íntegro de un territorio con sus animales, vegetación, aguas, riquezas minerales y ,sobre todo, sus propios pobladores inteligentes, personas, por definición cristiana y escolástica, todo ello desconocido hasta entonces para el universo de sus descubridores.

El carajal que supuso este hecho  para los españoles, y para los demás naturales de los estados de la  hoy denominada  Europa, fue tamaño. Cinco siglos después, todavía estamos asimilando deficitariamente el acontecimiento.


Sin haberlo abarcado bien todavía,  quienes allí se han hecho fuertes más tarde, los USA, que ni lo digieren  ni lo dejan digerir,- américa para los americanos- , están empeñados en emular aquel hito con otro que  lo supere y empequeñezca, para los siglos, mediante la conquista del espacio supra planetario –otro nuevo mundo-y la vida de cualquier clase que en él pueda existir. Distrayendo la atención del personal a lo de aquí.


Llevan gastando en ello, desde hace ochenta años, lo que no está en los libros. Cohetes y publicidad. Literatura, cinematografía de ciencia ficción y noticias, algunas más o menos manipuladas,  destinadas a trabajarse al contribuyente, siembre engatusable, con la cosa de que es muy probable, sino cierto, que hay gente en la intemperie del universo esperando a ser descubierta, como Colón descubrió a los lucayos. Por lo tanto, ni deben escatimarse impuestos ni partidas presupuestarias, ni pedirse las cuentas del Gran Capitán.

De momento consiguieron llegar a nuestro satélite, la pálida luna. Pero allí no había nadie. Ni una rata. Ni una bacteria que llevarse al microscopio, aunque, por lo menos, constituya ciertamente un sitio en el que han conseguido poner el pie antes que un español, a diferencia del solar de su actual territorio nacional.

Por lo tanto, aun reconociendo sin duda el gran mérito de la gesta de ese equipo, la luna no colmó el objetivo de descubrir un mundo nuevo. Por lo menos en la idea que se tenía de este hecho.


En efecto, los tripulantes de las naves exorbitantes que se lanzaron a la aventura pudieron, por primera vez en la Historia, contemplar el planeta tierra, en su redondez espléndida, desde el espacio y desde la luna, experiencia de la que Colon y sus marinos obviamente no disfrutaron. Y, lo más importante, el enorme equipo y organización  humana de científicos, técnicos,  y de medios de toda clase, que sirvió de soporte necesario  a los viajes espaciales, desarrolló tecnologías inéditas y experimentó materiales, procesos y cacharros que proporcionaron avances determinantes en  la calidad de vida del planeta azul que flotaba girando a lo lejos, contribuyendo a su transformación tremenda. 

Descubrieron también, de paso, armas nuevas y formidables, que, por lo mismo, desintegraron todo concepto anterior de poder y de guerra en el ya viejo globo. 

Paradójicamente, el nuevo mundo que descubrían era realmente el mismo del que procedían, transformado por todo lo desarrollado y consecuencia de su viaje en busca de otro. Resultaba con ello clarividente la declaración del poeta Éluard, “Hay otros mundos, pero están en este”.

Pero a los poetas se les lee poco y mentes destacadas han impuesto la moderna lógica de que, a pesar de todo, este mundo nuestro, en muy pocos años, no va a ser ni suficiente ni suficientemente habitable para que los humanos quepamos y vivamos como hasta ahora, por lo cual hay que perseverar en la búsqueda de un mundo nuevo donde irnos trasladando  ordenadamente.

Inmersos, pues, en la elevación de esta nueva Torre de Babel, que nadie cree conveniente detener, ahora emprenden la búsqueda en Marte. De momento han enviado una especie de  dron  y erre que erre con las señales de vida por ahí. Tampoco allí hay nadie, ni se le espera. Por eso estos nuevos exploradores siguen aún tragando quina –dicho sea con todo cariño-con aquel hito de Castilla hace cinco siglos, no superado, por el que esta descubrió la tierra que pisan, y a sus ancestrales moradores titulares, para su católica evangelización,  gracias a lo cual hoy  ellos, probablemente, han llegado a ser alguien.

Es muy posible que la ruta más rápida para el descubrimiento del nuevo mundo no discurra por las galaxias, sino por la que conduce a la parte más pequeña de la materia y energía que tocamos a diario y de la que estamos hechos. La física de partículas, los bosones y todo ese tinglado quántico que está  revelando un mundo nuevo fascinante, pero todavía desconocido, incomprendido y misterioso, aunque también incluido en este, y además habitado por sus propios aborígenes, asimismo desconocidos: nosotros mismos. Otra vez Éluard.


                                                  Salvador Dalí. Retrato de Paul Éluard

martes, 5 de julio de 2016

Dias Luminosos de la Historia de Castilla. Monasterio de las Huelgas

Si en los siglos de Historia de España ha habido unos años cruciales, en los que cuajó la identidad de lo que hoy conocemos por la realidad política, cultural, humana y territorial de tal denominación, estos fueron los correspondientes al reinado de Castilla de Alfonso VIII.


Corona de los Camafeos. Monasterio de las Huelgas

Este rey,  que gobernó Castilla entre  1158 y 1214, descendía a la vez de Alfonso VI y de Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como Cid Campidoctor, personajes ambos que habían protagonizado un agrio encuentro en la sucesión del trono de Castilla (Ver Días oscuros de la Historia de Castilla I de este blog) y cuyas líneas venían a confluir en su persona conciliando aquel conflicto.

Le casaron con una princesa inglesa, Leonor Plantagenet, hija y hermana de reyes, uno de los cuales fue el célebre Ricardo Corazón de León.

Alfonso fue abuelo de reyes que además de tal condición también merecieron la consideración de santos, Fernando III de Castilla y León y Luis IX de Francia.

Y, por si poco fuera, resultó también creíble protagonista involuntario de una novela romántica y trágica escrita por su biznieto Alfonso X , al suponérsele tórrido idilio con una bella judía toledana, hecho que, aún  posiblemente ficticio, resultó puesto por escrito para su constancia y posteridad.

Consiguió poner de acuerdo a dos monarcas ibéricos, el gigante mocetón  Sancho VII de Navarra, que media dos metros y pico, y Pedro II de Aragón, para combatir y vencer en la batalla más decisiva, en ocho siglos de contienda contra los invasores musulmanes de la península ibérica, en las Navas de Tolosa en el verano de 2012, al formidable ejército almohade de Mohammar Al Nassir, propiciando así la recuperación total de la península por gentes de una misma base cultural y religiosa, enlazando sin solución de continuidad, en secular inercia hispana, con el proceso posterior de descubrimiento y exploración del continente americano.

Este monarca tan especial, a instancias de su esposa, que no lo debía ser menos, es quien construyó a su cargo, dotándole de los bienes y rentas suficientes para su espléndido mantenimiento y  consiguiéndole  un estatus jurídico de autonomía de poder independiente de la jerarquía eclesiástica española, dependiente directamente del Papa de Roma, el monasterio cisterciense femenino de Santa Maria la real de las Huelgas de Burgos. Así lo cuenta su contemporáneo, consejero y amigo, el Obispo Rodrigo Jiménez de Rada en su Historia de los Hechos de España:

“Con el propósito de agradar al Altísimo, construyó cerca de Burgos, a instancias de su serenísima esposa la reina Leonor, un Monasterio de Monjas de la orden del Císter, y lo embelleció con la más noble construcción y lo dotó de tal modo con copiosas rentas y diversas heredades, que las santas vírgenes consagradas a Dios, que allí entonan día y noche salmos de alabanza a Dios, no sufren ninguna penuria ni escasez, sino que rematados sin reparar en gastos los edificios, el claustro, la Iglesia y demás dependencias, se deleitan continuamente en la contemplación y las alabanzas, libres de preocupación.”


Monasterio de Santa María La Real de las Huelgas en Burgos


Tal institución superaba la histórica del Infantazgo de Covarrubias para las princesas castellanas , integrando la institución civil de poder soberano hereditario con la institución eclesial ideal para aquellos miembros femeninos de la familia real que decidiesen profesar como religiosas.

Y también como recinto idóneo de sepultura de sus restos mortales en el tránsito deseado a  una vida ulterior  al cielo de la fe cristiana.

Serían necesarias muchas páginas para sintetizar o reproducir lo que el Monasterio de las Huelgas fue y  aquí no se intentará siquiera. Hay escrito mucho y bien, únicamente es necesario consultarlo y enterarse hasta donde  uno considere bastante.

Ante los sarcófagos el Monasterio de Las Huelgas es fácil hacerse una idea de cómo concebían la muerte y la transición a la vida eterna aquellos poderosos magnates del siglo XII.

En cuanto al conjunto edificado, valen más sus imágenes que las palabras y en cuanto a su contenido también porque en sí mismo constituye mobiliario que evidencia la esperanza, y el deseo de los habitantes de aquellos años,  de pasar a otra forma de existencia cuya realidad suponían próxima o parecida  a la de  los claustros, arcadas y jardines de un monasterio-palacio como el que están. Un silencioso ámbito en el que damas santas y religiosas cuidarían de uno en amplias estancias y jardines dentro de protectores muros y elevadas bóvedas de piedra junto a frescos prados y frondosas arboledas: las Huelgas.

Sepulcro de la Infanta Berenguela


En pocos lugares puede encontrar uno mejor integrada síntesis de vocación sagrada, poder y paz espiritual que en este especial recinto.

Desde su exterior no se percibe más que un conjunto de volúmenes de piedra que, por no encontrarse en un lugar elevado, no revelan su magnificencia real.

En efecto, su emplazamiento junto a un bosque y prados de la vega del Arlanzón, le convierten en un lugar acogedor y ameno aunque no especialmente espectacular.

Pero es lo cierto que entre y junto a sus muros ocurrieron hechos espléndidos y fastos solemnes de la historia de España, coronaciones reales, bodas regias, enterramientos y ceremonias de armadura y espaldarazo de caballeros de la más alta aristocracia internacional.


Monjas del Convento de Bernardas de Vileña en la Bureba de Burgos dependiente de las Huelgas.
Este Convento se incendió y cerró en 1970.La fotografia es de 1930 en que todavia vestía con habito antiguo. 

Fueron señoras de la institución infantas y princesas como Blanca de Portugal o Ana de Austria cada una aportando a la institución magnificas dotes, buen gobierno y jugosos pasados personales.
Este recinto, desde su primera Abadesa, Doña Marisol, ha sido mucho, ha representado mucho y ha inspirado mucho y considero una suerte que siga elegante y espléndido,, sobrio y rotundo, en pie y ,sobre todo, habitado por las religiosas de la misma orden monástica inicial. Aquellas que inspiraron a García Lorca “Impresiones y Paisajes”:

“Allí estaban las monjas vestidas de blanco con los velos negros, las caritas sonrosadas y plácidas rodeadas de elegantísimo turbante. Tenían por fondo una galería y ella un Cristo atormentado. Nos miraban con mucha curiosidad y se reían de todas las cosas que decíamos…
Toda la antigua aristocracia medioeval está encerrada en los claustros, y por muchas garras fieras que despedacen a la Historia, este convento, aunque mutilado, será señorial y lo será siempre. Huele a limpieza de paño blanco y a suave humedad. El patio solitario, lleno de yerbas, con las ventanas entornadas, tiene bajo la tarde de Julio una rumorosa tranquilidad soleada y el claustro azulado en estrellas góticas en las esquinas bajo su solería, los cuerpos de las monjas que murieron.

Comenzó la visita y al conjuro de la música monjil surgió una época gloriosa de España, época de leyendas y de hechos maravillosos y desconocidos, guardada con fe y amor devoto por aquellas mujeres… y surgió Alfonso VIII y San Fernando y Doña berenguela y Sancho el Deseado… y princesas y niños y caballeros, todos colocados en sencillos sepulcros arrimados a las paredes, y surgieron leyendas de monjas infantes que murieron en olor de santidad… y apareció la batalla de las Navas y la cruz que llevaba el arzobispo Rodrigo y se llegó al coro donde está el corazón de la casa… los pasos resuenan extrañamente… allá en el fondo un calvario lleno de espanto cubre de piedad las sombras… Luego las luces que brillan ante los sagrarios y las lejanías de las bóvedas con sus ventanales rasgados… y tapices en rosa y azul claro que explican a los emperadores romanos. Todo lo que dicen las monjas de los muertos que allí tienen lo pronuncian con una verdadera unción de agradecimiento. Parece que Alfonso el de las Navas es un Santo para ellas...y enseñan tristes el vacío sepulcro de Alfonso el sabio y se maravillan ingenuamente ante la tumba de la Infanta Berenguela, que un día fatal para el Convento se la encontraron sentada en la escalera del coro.

Y nos sentaron en la silla abacial, donde la melancólica figura de la abadesa nos declamó cariñosa y consejera, y las demás monjas, siempre sonriendo, siempre sonriendo con una augusta serenidad…

Pasamos por el patio románico color oro viejo, con una fuente llena de arabescos, de sol y de flores sencillas y volvimos al gran coro, donde vimos vírgenes deliciosas con su candor casi monjil…


Después una religiosa soltó su cola para parecer un pavo real enorme, como ´la Manzana de Anís´ de Francisco James; cortamos claveles y salimos en medio de unas recomendaciones conmovedoras a la bondad…”


domingo, 17 de abril de 2016

Días luminosos de Castilla.- Tierra de Santos

Hay lugares donde se han producido hechos asombrosos e inexplicados, denominados milagros, y territorios donde han nacido personas de tal elevación ética y admirable conducta que se les ha denominado secularmente ‘santos’.
Burgos es uno de estos territorios

…. La señora Orodulce, tiró levemente de la tosca cuerda que hacía bascular la campana del convento de Suso, en la ladera de una imponente montaña de la sierra de la Demanda, rodeado de bosque, no lejos de la aldea de Berceo.
Monasterio de Suso. San Millán de la Cogolla.La Rioja.

No quería producir más que un único tañido, suficiente para anunciar al fraile portero su visita. El sol comienza a ocultarse tras las elevaciones porque son casi las nueve de la noche de un día de mediados de julio de 1025.

Junto a ella, agarrándola de su falda, miraba con curiosidad en rededor un niño de cinco años, su hijo Domingo. Unos pasos más atrás, la sierva Fátima, sujetando una mansa burrita con albardas de la que cuelgan atadas por las patas tres gallinas y un gallo negro. El grupo ha venido caminando desde Viloria durante casi doce largas horas. Han salido a las seis de la mañana y caminado con leves descansos para poder llegar con alguna claridad al pequeño convento.

Iglesia en Viloria de Rioja.Burgos

-       ‘Ave María’, saluda el portero, rasurado el cráneo, larga barba grisácea, hábito de márfega negra con gran capucha, toscas sandalias de cáñamo en los pies, deformados por una añeja artrosis, mientras abre el grueso portón de la casa.

La Señora Orodulce pide ver al abad al que pretende hacer una petición y también alojamiento para pasar la noche hasta el día siguiente en que piensa regresar a su aldea.

El abad a pesar de la hora, recibe a la mujer, pidiéndola que tome asiento en el largo bancal del pórtico, mientras el niño domingo se duerme en sus brazos.

Orodulce manda a la morita Fátima entregar al portero el gallo y las gallinas ponedoras. Dos de ellas son una ofrenda para el cenobio y el gallo y la restante tienen otra finalidad.

Orodulce, con un lenguaje sencillo expone al abad que su marido Ximeno García, que se encuentra anciano y enfermo, ella y el niño Domingo son una familia de labradores de Viloria donde tienen huertas, una viña, frutales y olivos. Sin ser ricos, tienen una posición muy desahogada que les permite hacer caridad a su alrededor. Pero Ximeno es muy mayor y su único hijo Domingo, muy pequeño. Los esposos tienen ya convenido que cuando fallezca Ximeno, Orodulce y Domingo entreguen sus vidas y hacienda a un convento. Por eso quieren que el niño Domingo se instruya ya en la Doctrina y letras que únicamente los frailes del cercano  Monasterio Benedictino de Valvanera, más allá de Anguiano, pueden proporcionarle. 
Monasterio de Valvanera. La Rioja.-


Por la dificultad de Ximeno, muy mayor para viajar por las empinadas cuestas de la Demanda y porque a Valvanera no pueden acceder mujeres, como se previene  a medio camino en una cruz: “…ninguna mujer entre hasta el término (…) y si entra, quede detenida hasta que pague sesenta sueldos al procurador del rey”, Orodulce ruega al fraile de Suso que conduzca al niño Domingo hasta los Benedictinos por su mano y con el ruego, además del anticipo de las aves en donación por la instrucción del mozo.
Dejamos aquí la escena.

La historia posterior del niño Domingo García es afortunadamente la de una vida larga y espléndida que será recordada por generaciones a través de los siglos hasta hoy mismo.

Los monjes benedictinos del imponente convento de Valvanera instruyeron a Domingo en cuanto un joven que quiere dedicarse a la vida monástica debiera saber, pero no le admitieron en la Orden y la  historia no nos ha desvelado hasta ahora los motivos. Tampoco fue admitido entre los frailes de Suso en el convento en que alcanzó la santidad San Millán convirtiéndose en referente de la Rioja, de España y de la Cristiandad de entonces. Al parecer, no resultaba cierto entonces el dicho “Todo es bueno para un convento”.

El pobre Domingo fue incluso rechazado por tercera vez por un venerable ermitaño solitario a quien pidió amparo y convivencia en su vocación espiritual.

Se sabe que Domingo, ante esta situación optó por una vida ascética como ermitaño en un lugar de la Bureba, cercano al actual Cerezo de rio Tirón junto las ruinas de un antiguo pabellón de caza de los reyes de Pamplona donde construyó una ermita.

En esta situación, su gran oportunidad se presentó al conocer que había venido a la Rioja un alto dignatario de la Iglesia, Gregorio, Obispo de Ostia y también Cardenal, enviado especialmente a Calahorra por el Papa Juan XVIII. Traía varias misiones entre las que principalmente estaba la de organizar las diócesis de la zona ante las tensiones existentes entre los reinos de Pamplona y León y la consolidación del avance de los cristianos frente al invasor musulmán. De paso, Gregorio protagonizaría la rogativa que, se dice, fue determinante en erradicar una plaga de langosta que venía asolando las fértiles tierras navarras y riojanas. (*)

Domingo se presentó a Gregorio- más tarde San Gregorio Ostiense- y le ofreció sus servicios como ayudante local, conocedor del territorio.

Aceptado que fue por el prelado, a partir de ese momento comenzó la actividad que le supondrá el reconocimiento de los siglos hasta hoy.

Conociéndose entonces en todas las ciudades de Europa el hallazgo del sepulcro del Apóstol Santiago en Galicia se incrementaba el número de peregrinos que iban y venían,  a través de Navarra y la Rioja hacia Burgos, León y Compostela. Una vez en Nájera los peregrinos evitaban el entonces peligroso-por lo cenagoso y frecuentado de bandidos- bosque de Fayola (Ayuela) y vadear el muchas veces intratable rio Oja, desviando la ruta por Leiva hasta Briviesca siguiendo la antigua calzada romana denominada vía Aurelia, que desde Briviesca continuaba por Monasterio de Rodilla hasta Sasamón en considerable rodeo.

Domingo, en  su deseo de ayuda y cuidado de los peregrinos, para facilitar el tránsito hasta Castilla construyó un puente sobre el río Oja , una calzada, una ermita y un hospital, abriendo con ello un tramo de camino directo hasta la, nueva entonces, sede de diócesis en Burgos y su paso natural por el puerto de la Pedraja, todo lo cual convenía tanto a los peregrinos como al astuto rey de León y Castilla Alfonso VI, interesado en mantener un acceso rápido hasta la Rioja objeto de su permanente reivindicación frente al reino de Pamplona. En aras de todo lo cual realizó donaciones a Domingo y libró de impuestos al nuevo núcleo urbano que junto a dichas obras se levantó.

Domingo se reveló como un eficaz economista, administrador, constructor y referente hospitalario a lo largo de todas las ciudades de procedencia  y destino de los peregrinos a Santiago a quienes sus obras socorrieron. Vivió noventa años y falleció en 1109, junto a su iglesia, donde dispuso ser enterrado y donde se le visita en la actualidad.

Sepulcro de Santo Domingo de la Calzada. Catedral de Santo Domingo de la Calzada.La Rioja


Curiosamente Domingo no está canonizado formalmente aún, se encuentra en una situación canónica denominada  "pre congregación” aunque su canonización se considera espontánea, una forma que duró desde que se comenzó el culto a los santos, a comienzos del siglo II, hasta la creación de la Congregación de Ritos en 1588.

Basílica de San Gregorio. Sorlada. Navarra

Cabeza-Urna con las reliquias de San Gregorio. 

(*) San Gregorio Ostiense ha sido venerado por los agricultores de Navarra, la Rioja y muchos lugares de España a lo largo de los siglos. Las fincas agrarias se continúan bendiciendo en la actualidad con el agua milagrosa que previamente ha estado en contacto con sus huesos en la célebre cabeza –urna de plata. La magnífica Basílica que la alberga se encuentra en la localidad navarra de Sorlada  a una jornada (40 km.) de  Logroño, donde falleció hace tan sólo diez siglos.


domingo, 20 de marzo de 2016

Días de la Historia de Castilla. Indice.

1.-Días oscuros de la Hª de Castilla (I) S. XI,
Octubre, 1072.- Sancho II de Castilla en Zamora.

2.-Días luminosos de la Hª de Castilla (II). (Leyes de Burgos de 1512, 1ª Parte) S.XII,
Agosto, 1170.- Santo Domingo de Guzmán, en Caleruega.

3.-Días oscuros de la Hª de Castilla, (II) S. XIV,
Mayo 1351.- Pedro I de Castilla, en Burgos.

4.-Días luminosos de la Hª de Castilla (I) S. XIV,
Diciembre de 1389.- Enrique III de Castilla, en Palencia.

5.- Días luminosos de la Hª de Castilla (II). (Leyes de Burgos de 1512,2ª Parte) S. XVI

Diciembre de 1512.-Fernando II de Aragón. Regente de Castilla, en Burgos.

Días Luminosos de la Historia de Castilla. Las Leyes de Burgos de 1512 (2)

“De profundis clamavi ad te, Domine;
Domine exaudi vocem meam.
Fiant aures tuqe intendentes
In vocem deprecationis meae.”

(Desde lo más profundo te llamo a ti, Señor:
¡Señor, escucha mi voz!
¡Que tus oídos atiendan 
la voz de mis súplicas!)

En la sala de profundis del Convento de Dominicos de San Pablo de Burgos, aquella tarde de noviembre de 1512, el cántico de los frailes del salmo 129, reverberaba en las bóvedas con un sentimiento especialmente grave. Habían almorzado previamente en el amplio y largo refectorio contiguo, con buen apetito porque los primeros vientos del norte invernizos habían hecho su aparición poniendo fin a un otoño largo y templado y porque la jornada de la tarde se presentaba intensa.


El antiguo convento de San Pablo en Burgos,junto al río Arlanzón. Al fondo a la derecha de la imagen el Arco de Santa María.Grabado de Guesdon

En un relajado orden de dos filas, una vez iniciado el recitado del salmo y sin dejar de cantar, se dirigieron por última vez, a través del lado este del claustro, a la sala capitular donde se celebraría la última de las veintitantas reuniones mantenidas con el mismo fin: consensuar y redactar la propuesta de un cuerpo de conclusiones y disposiciones que presentar al Rey Fernando de Aragón en cumplimiento del mandato recibido de él tres meses antes, como Regente de Castilla. 

Seguían la procesión de los frailes, algunos juristas seglares portando  resmas de documentos.

Entre los diecinueve frailes que lo entonaban, se encontraban los cuatro teólogos destacados, designados formalmente para constituirse en Junta y deliberar y elaborar una Ley que regulase la situación de los habitantes de las Indias Occidentales.

También procesionaba entre ellos el Dominico, Fray Antonio de Montesinos, quien un año antes, en la Isla La Española, miles de leguas más allá de la mar océana, había predicado, y reiterado, en un sermón de Adviento, denuncias y acusaciones contra los abusos de los encomenderos de las Indias, de tal gravedad que, recogidas en un documento, además de su transmisión oral por quienes habían regresado a la península, habían causado el gran escándalo y espanto dentro y fuera del ámbito de la propia Orden, en la corte y al propio Monarca.


Monumento a Fray Antonio de Montesinos en Santo Domingo (República Dominicana)

Al llegar a la Sala Capitular, accedieron a ella únicamente los componentes oficiales de la Junta haciéndolo en primer lugar Juan Rodriguez Fonseca, Obispo de Palencia, ataviado con una  capa de color granate y una muceta de piel parda , apoyándose con una mano en un tosco bastón y llevando en la otra el sombrero de ala ancha y grandes borlas. Dos años más tarde sería Obispo de Burgos ordenando construir la puerta de la Pellejería de la Catedral y la célebre Escalera Dorada.


Sepulcro y estatua yacente del Obispo Rodriguez Fonseca. Iglesia de Santa María en Coca.(Segovia-Castilla y León)

Le siguieron el predicador del rey, Licenciado Gregorio y otros tres licenciados, Santiago Zapata, Moxica y Santiago. Diez pasos detrás, con solemnes andares,  accedía al recinto, capa y traje negros, de los que sobresalía el complicado cuello de una camisola blanca, llevando entre las manos una amplia gorra de fieltro morado, el Insigne jurista doctor López de Palacios Rubios, seguramente el de mayor prestigio reconocido en el reino, célebre por la defensa de la atribución del máximo poder terrenal al Papa.

Y finalmente,  el grupo de teólogos, Frailes dominicos que realmente se encontraban en su casa, Tomás Durán, Pedro Covarrubias y Matías de Paz, a quienes se había unido unos días antes Fray Antonio Montesinos. El resto de frailes, una vez finalizada la salmodia, cerrando por fuera el enorme portón de la sala, se retiraron en silencio a sus quehaceres.

La situación del descubrimiento de las nuevas tierras y habitantes, no tenía precedentes en el mundo conocido y venía regulándose,  durante los dieciocho años transcurridos desde su acontecimiento, por disposiciones generales y ordenanzas provisionales con base en el cuerpo legal de las Siete Partidas, encuadrado en las mismas instituciones vigentes en la recién terminada guerra de Granada contra los musulmanes.

....

En breve resumen cronológico, los hechos determinantes del mandato del monarca a los teólogos y juristas, constituidos en la Junta de Burgos, habían sido estos:

 I.-El hecho material histórico, heroico, pacífico y transcendental del descubrimiento de América por Cristóbal Colón en octubre de 1492 al servicio del Reino de Castilla que determinó un giro sin precedentes de la historia universal,.

II.-En segundo lugar, el constituido por la disposición legal Pontificia de  las Bulas Alejandrinas que legitimaron la autoridad del Reino de Castilla, a título de donación, para poseer y administrar las tierras y gentes descubiertas,  emitidas por el Papa Alejandro VI en 1493.

III.- En tercero, por la disposición ejecutiva, directa de autoridad competente y capaz, constituida por el Codicilo inserto en el testamento la reina Isabel I de Castilla en 1504, en el ejercicio del derecho recibido, para instruir, evangelizar y tratar justamente a los moradores de las tierras descubiertas ante el hecho cierto de su atraso de costumbres y creencias.

IV.-Y finalmente, la denuncia del incumplimiento de la legalidad descrita, los abusos de los encomenderos y la consecuente reclamación de justicia, realizada por el Fraile Dominico Antonio Montesinos en su Sermón de Adviento de 2011, de tales intensidad y fuerza, que, atravesando el océano, removió la conciencia del monarca y las instituciones de administración de justicia de la época.

Nadie, ni dentro ni fuera del Reino, había reclamado o denunciado nada a Castilla, en relación con el trato de los indios o las acciones de los españoles en las nuevas tierras. Fueron los propios españoles, religiosos dominicos y los gestores del reino, en un ejercicio de depuración ética y cristiana, los que iniciaron el procedimiento y la elaboraron de cuanto, desde las instancias del poder, podía hacerse para regular y controlar unos hechos producidos a tal inusitada distancia.

A lo largo de las jornadas de análisis de la situación y debate sobre cómo actuar, habían quedado asentados y acreditados, como hechos ciertos, el enorme atraso de civilización y costumbres de las gentes encontradas, en contraste con los descubridores, su desconocimiento de la doctrina cristiana y en consecuencia de ello y del condicionante de la disposición pontificia, la necesidad de su instrucción y evangelización durante el tiempo que fuera necesario.

Para el enfoque de estos hechos, la Junta reconoció la autoridad del Papa, a través de las bulas emitidas sobre la situación, atribuyendo al Reino de Castilla la legitimidad de posesión y administración de tierras y habitantes, a título de donación, bajo la condición inexorable de su instrucción y evangelización.

Con estas coordenadas, a la luz disponible de las mentes de aquel grupo de hombres nacidos en el siglo XV, se redactaron sus conclusiones, materialmente conocidas como las Leyes de Burgos de 1512.
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Bien entrada la noche, los diez componentes de la Junta, al calor de los tres braseros de la sala capitular y entre los extraños olores del sebo ardiente en las lámparas, alcanzaron un consenso sobre siete principios fundamentales: la libertad de los indios; su derecho a ser instruidos en la fe; la conveniencia de trabajar siendo bien tratados; su necesidad de descansar; su derecho a la propiedad privada -casas y haciendas propias-; la convivencia con los cristianos como medio de conversión; su derecho a un salario justo, en especie, en vestidos y objetos para cubrir sus necesidades.

Los puntos en los que no hubo acuerdo, fueron resueltos por don Fernando, reuniendo en el convento de San Francisco de Burgos  a Fray Alonso del Espinar, Pedro García Carrión y el bachiller Enciso, para elaborar unas normas por las que se gobernaran la vida laboral y religiosa de los indios,  los documentos que recogían la exposición de motivos y las treinta y cinco Ordenanzas para el buen regimiento y tratamiento de los indios.


Fernando II de Aragón (El Católico) Regente de Castilla en 1512.- 
Michael Sittow. Oleo sobre tabla. Museo de Historia y Arte .Viena


Página de una de las Copias de las Leyes de Burgos. Archivo de Indias. Sevilla.


El texto definitivo conocido por la Historia como Las Leyes de Burgos o Reales ordenanzas dadas para el buen Regimiento y Tratamiento de los indios fueron sancionadas por el rey don Fernando el 27 de diciembre de 1512.

Dicho con la sencillez que únicamente se necesita para expresar los grandes hechos de la humanidad, las Leyes de Burgos fueron el primer cuerpo legislativo de carácter universal otorgado legítimamente para regir a los pobladores del continente americano, constituyendo al mismo tiempo, la primera declaración de Derechos Humanos en el mundo tal y como hoy lo conocemos.