El Leon de Arlanza

El Leon de Arlanza
El Leon de Arlanza

martes, 26 de septiembre de 2017

Domingo Manso de Zúñiga (Santo): Un soñador entre la Rioja y la Ribera del Duero.


                                           Silos, entrada a la Sala Capitular

Cuenta el Padre Flórez en su España Sagrada (1772), citando al Monje Grimaldo, en el relato de la Vida y Milagros de Santo Domingo de Silos que

“En Cisneros salió María de su casa para la plaza, buena y sana: pero de repente se puso tullida de pies y manos, con la boca torcida, pero dando grandes confusas voces, sin que nadie acertase remediarla en un estado casi cadavérico. Ofrecioseles llevarla en un féretro al Abad de Silos, por la fama de su virtud, y en efecto la pusieron a sus pies medio muerta. El santo compadecido de la enferma y movido de la fe de los paysanos (sic), oró a Dios: pidió que le tragesen (sic) un poco de vino: bendijole por su mano: aplicóle a los labios de la enferma : y lo mismo fue gustarle, que levantarse repentinamente buena, glorificando a Dios , y al que la alcanzó la salud.”

Probablemente ese vino milagroso era procedente del viñedo de Quintana del Pidio, proveedor permanente del Monasterio de Silos como bien es sabido documentalmente.(*)

Y si el vino era de la Ribera del Duero, el Abad era riojano, del pueblo de Cañas, que entonces pertenecía al reino de Navarra. Nacido exactamente en el año 1000, un millenial auténtico, en el seno de una buena familia, segundona de un rico linaje, Los Manso de Stuñiga cuya rama noble habitaba un suntuoso palacio en la contigua Canillas.

Domingo Manso, que era bajito, desde niño estaba ungido con un espíritu religioso, especialmente hondo y caritativo. Sus padres no dudaron en permitirle formarse para la vida clerical a pesar de lo convulso de la época y la proximidad de la amenaza permanente del Califato de Córdoba. No hacía mucho que en una aceifa habían degollado a más de un centenar de frailes en el vecino convento de san Pedro de Cardeña.

   Santo Domingo de Silos. Museo del Prado.

A los cuarenta años alcanzó un gran prestigio y autoridad personal, como Prior del Monasterio de san Millán de Suso, propiedad de los monarcas navarros con sede en la vecina Nájera. Un incidente serio con el rey Don García de Nájera, a quien, plantó cara evitando un real expolio de los bienes del convento intentado por parte de este, le supuso su expulsión del reino además de la amenaza de males mayores.

En su exilio forzoso se dirigió a la Corte de Castilla en Burgos donde fue calurosamente recibido, ante el conocimiento de su fama de clérigo piadoso, buen gestor de la Iglesia y su plante ante tan importante figura.

El monarca castellano, Fernando I, hermano de Don García, estimando sus posibilidades de éxito, le ofreció la misión de revitalizar el Monasterio de San Sebastián de Silos (Silo, En eusquera agujero, depósito de grano), al otro lado de la Sierra de la Demanda, prácticamente en la frontera con el Califato.

 Vista general de santo Domingo de Silos.

El valle del Tabladillo en el que se encontraba el convento es un, relativamente pequeño pero bien dispuesto, territorio recorrido por muchos pequeños ríos como el Ura (Ura en eusquera corriente de agua) que en tiempos de los Romanos debió ser villa agrícola y posteriormente asentamiento en torno a un convento visigótico fundado por el Rey Recaredo.

         Cabeza romana (S.IV) hallada en Silos        
                  
En el año 1040, ante lo incierto de la proximidad del enemigo y una patente relajación religiosa, el lugar languidecía en espiral de debilidad que ponía en riesgo todo el fértil y prometedor contorno. El prestigio demostrado por Domingo podría liderar un cambio de esta situación.
Y así fue.

Y según nos cuenta en monje Grimaldo y después Gonzalo de Berceo, allí es donde Domingo empezó a soñar, sueños premonitorios en los que ángeles le ofrecían coronas otorgadas directamente por Dios como premio sobrenatural por su buena labor en el progreso de la Iglesia y en promesa condicionada a el renacimiento de cenobio de Silos. Por eso en su sepulcro su imagen abacial, sobre tres leones, aparece con corona en vez de tiara.


                Monasterio de Santo Domingo de Silos . Sepulcro de santo Domingo.

Domingo, además de dirigir la edificación de la maravilla en piedra que hoy puede admirarse en el claustro románico, debió dedicarse intensamente a una labor social esencial en aquel momento: la redención de cautivos. Para el enemigo musulmán los cautivos tenían un interés económico mucho más importante que el acabamiento, porque no se escatimaba en rescates ante una demografía como la de aquel tiempo en el que la corta esperanza de vida hacia esta y por ende la de los cristianos, especialmente valiosa.

           Vida y Milagro del Moro de Santo Domingo de Silos .Museo de Bellas Artes Bilbao

No tratan estas líneas de reiterar otra hagiografía de este Santo tan castellano, patrono de las parturientas, (Ver en este blog Días luminosos de la Historia de Castilla II. Las leyes de Burgos de 1512) sino únicamente de aportar un recuerdo cariñoso, aunque lego, al ingente volumen de artículos históricos y divulgativos producidos en torno de tan fantástica figura.
(*) Realmente hasta Alfonso VIII (s.XIII) no se incorpora Quintana del Pidio a la Abadía de Silos.

martes, 12 de septiembre de 2017

La Señora de las Huelgas Doña Blanca de Portugal




Como un cuadro cubista de volúmenes grises y ángulos imposibles, desde la explanada del Compás de afuera, se aprecia el contundente conjunto monumental de la iglesia del Monasterio de las Huelgas en todo su esplendor de piedra.

He venido hoy a observar de cerca el elegante y sobrio sepulcro de Doña Blanca de Portugal, entrelazado de los símbolos de los reinos de Castilla y Portugal, que descansa sobre el lomo de dos leones tumbados en el primer término derecho de la nave central.

Descansa en tan preferente lugar porque Doña Blanca de Portugal, Infantissa Donna Blanca, serenissimi Regis Portugaliae filia, fue Señora del monasterio entre dos siglos, XIII y XIV, resultando, en la tradición de este singular sitio, “la Señora de las Huelgas” por antonomasia. Monja y Señora, aunque no abadesa del convento. Su biografía merece ser recordada con el debido cuidado y el especial interés histórico que su rastro mortal nos cuenta.


Hija y nieta de reyes, esta infanta de sangre recia castellana, nació en Santarem en 1256. Fueron sus padres el Rey Alfonso III de Portugal y la reina consorte Beatriz de Castilla. Beatriz era hija natural de Alfonso X de Castilla, El Sabio.

Alfonso X, antes de su casamiento con Violante de Aragón, ya había tenido más de un lance de juventud el último de los cuales fue con una dama noble castellana, Doña Mayor Guillén de Guzmán con la que, en 1242, a los 21 años, tuvo a Beatriz, mas tarde reina consorte de Portugal y madre de nuestra Doña Blanca. Doña Mayor pertenecía a vieja familia originaria de León, los Guzmán, siendo el abuelo de Doña Mayor, Don Pedro Dominguez de Guzman, mayordomo mayor de Alfonso VIII, bisabuelo de Alfonso X, que murió en la batalla de Alarcos.

Alfonso, consciente de su lógico afecto por su amante y su descendencia bastarda, Beatriz  y  mas tarde, Dª Blanca de Portugal, proyectó un Infantado o Señorío dotacional para la adecuada dignificación de tal familia paralela y a modo de los Infantados ancestrales de los Reyes Castellanos.

Historiadores recientes denominan esta familia como dinastía femenina de las Guzman alfonsinas y ofrecen datos que mueven a la reflexión sobre el significativo papel de la mujer en la edad media.

Dada la tenencia previa de posesiones en la Alcarria por la familia de Doña Mayor, el monarca instituyó y dotó en ese ámbito geográfico el citado señorío patrimonial separando Cifuentes, Alcocer y otros lugares de sus respectivos alfoces para su cesión a tal señorío. Abuela, madre e hija fueron señoras de este pequeño estado independiente.

Cuando Teresa Dominguez ,”La Gallega” ,criada que fue de Doña Mayor y mas tarde también de Beatriz y Blanca, hizo testamento en 1291 en favor del convento de santa Clara de Alcocer hizo deditio de sí misma y de todo un conjunto de bienes (casas, viñas, huertas, cubas) que representaban aquellos recibidos en agradecimiento de sus señoras y sin duda fueron disfrutados por ellas en vida.

De los primeros 36 años de vida de Doña Blanca no se tienen muchas noticias. Yendo y viendo junto a su madre, de Portugal a Castilla, a pesar de ser reina e infanta portuguesas,   bien, para acompañar y asistir a Don Alfonso o intentando conciliar a los hermanos e infantes  en sus continuas disputas.

Blanca, según nos cuenta el cronista del reinado de Alfonso XI de Castilla, tuvo un hijo natural con un caballero llamado Pero Nuñez Carpentero y este hijo, con los años, devino Gran maestre de la Orden de Calatrava con el nombre de Juan Nuñez de Prado.  Este caballero ,desde este cargo, prestó grandes servicios a su pariente Alfonso XI, siendo finalmente ejecutado en el castillo de Maqueda por el último monarca de la Casa de Borgoña , Pedro I.

Por lo tanto Doña Blanca tenía un pasado en el mundo cuando ingresó en las Huelgas a los 36 años, paso este dado solemnemente, a sugerencia testamentaria de su tío, que tenia  casi su misma edad, el Rey Sancho, “para sosegar su hacienda y vida en orden”. El ingreso en este recinto para miembros de la familia real lo era tanto para la vida terrena como para la eterna, dado que, en tal carácter de morada y panteón real, fue concebido y fundado por Alfonso VIII el de la Navas.

En deferencia a su real persona, la bendición abacial que el Obispo de la Sede de Burgos, Don Fernando, hacia normalmente en la Catedral, se llevó a cabo en el propio Convento.

Doña Blanca aportaba el ajuar de extensísimas y valiosas posesiones al ya de por sí, poderoso cenobio: Las villas de Cifuentes, Alcocer, Viana, Añazón, Palazuelos, Santiago de la Puebla, las Salinas de Poza y Añana… y Briviesca, la principal población de la Bureba.

Con ello, el Monasterio, ya propietario de las Salinas de Rosío se convertía en una gran potencia salinera del reino.

El siglo XIII, aunque de costumbres un tanto libres, transcurría como periodo pródigo en el desarrollo de la cultura y las artes en general. El estilo gótico comenzaba a destacarse en la silueta de las principales construcciones produciendo la preclusión del sencillo románico. En las Huelgas se patentiza con profusión. Doña Blanca se sabe que encargó traducir el libro hebreo Las Batallas de Dios al médico, clérigo y escritor judeo-converso Abner de Burgos, también conocido por Alfonso de Valladolid.

Los burebanos de Briviesca saben que fue esta Infanta la que ordenó la construcción de la Colegiata de Santa María en esta villa, la que dispuso el traslado de la población desde el cerro de San Juan al llano que actualmente constituye su centro y, sobre todo, la que ordeno redactar y que se otorgara un Fuero a la actual capital de la Bureba del mismo contenido que el Fuero Real concedido a Burgos, creando instituciones como el abogado de oficio y reforzando la protección de la familia.

Gestionó su inmenso patrimonio liquidando las posesiones alcarreñas del Señorío fundado por Alfonso X para su madre, su abuela y ella misma, adquiriendo sin embargo lugares más al norte, próximos a las Huelgas y atrayendo a este recinto a su tía Urraca Alfonso, hija natural también de su abuelo, que detentó contemporáneamente a su vida en Burgos el cargo de Abadesa de las Huelgas entre 1296 y 1326, tras haberlo sido en el Monasterio de Clarisas de Alcocer

Esta Señora  en su tiempo cumplido otorgó un generoso y prolijo testamento favoreciendo tanto a las 
Huelgas como a Briviesca, sin olvidarse de ninguna posible deuda o agradecimiento particulares, como al físico Don Salomón, al que dejó seismil maravedises. En esta su última disposición donó  con humildad su propio cuerpo al Monasterio.


Blanca de Portugal vivió en las Huelgas durante ventiséis años actuando como Señora de esta institución hasta su fallecimiento en 1321 a la edad de sesenta y dos años. De su ajuar funerario hay expuestos, en el actual museo de telas, un trozo de brocado que fue cojín, de fondo verde y decoración en oro con águilas posadas, leones opuestos con la cabeza vuelta, pavones también opuestos y con la cabeza vuelta. Le cruza una faja lisa de oro, y otra ornamentada también en verde y oro. También se muestra  el brocado del forro de su ataúd. Este brocado se integra por una tela fina decorada con aves semejantes a águilas con la cabeza vuelta entre flores, todo en oro y dibujado con perfiles blancos muy finos y es una de las telas más espléndidas de la colección, por su aspecto de masa en oro.

jueves, 31 de agosto de 2017

Un hombre cuántico del siglo XV


Sobre la imagen en transparencia de La Capilla principal del santuario de San Pedro Regalado en La Aguilera (Burgos) puede verse un escudo de armas en el que dos lobos portan su presa en las fauces. 



Tal feroz imagen indica la calidad ostensiblemente guerrera de su titular.

Este titular, cuyos restos mortales reposan discretamente en el mismo recinto es, o fue, Juan de Zúñiga, un burgalés aristócrata de Peñaranda de Duero, al que Felipe II otorgó en 1583 el nombramiento de Virrey de Cataluña para defender sus costas de la temible flota Turca.  Ya por entonces, hace 434 años, en nombre del Islam, se atentaba contra los españoles de Barcelona, igual que en agosto de 2017.

Juan de Zúñiga, igual que sus padres y abuelos, y gran parte de la nobleza castellana, tenía gran devoción por el Santo de Asís y los frailes franciscanos en general. Financiaron conventos y favorecieron la implantación de la Orden en España y sus posesiones ultramar.

Una de estas fue el convento, hoy Santuario, de La Aguilera.


Pedro Regalado fue un hombre extraordinario nacido a orillas de un río tan castellano y nuestro como el Esgueva. Efectivamente la Calle Costanilla de Valladolid, hoy llamada Platería, donde vivía la familia de judíos conversos en 1390, Pedro y María, en cuyo seno nació, transcurría sobre el ramal norte del río Esgueva antes de su desembocadura en el Pisuerga. Por este hecho hoy es el Patrón de esta ciudad castellana.

Extraordinaria personalidad la de este judío español, callado con insistencia, del que se contaban fenómenos cuánticos increíbles, como su capacidad para estar gestionando asuntos en dos lugares muy distantes simultáneamente cuando no existía el telégrafo, la telefonía ni la radio, o la de amansar, con su sola presencia, la furia de un toro bravo descontrolado lo que le hace merecedor de ser patrón de los toreros. Pero sobre todo fueron decisivas su capacidad de regenerar una Orden religiosa a principios de un siglo XV en el que, al parecer, una escandalosa relajación moral, al amparo de la religión era posible y su incansable energía para asistir a los necesitados.



Por eso hoy flota ingrávida su imagen entre ángeles para nuestra contemplación y consuelo. Gente de tal materia anduvo por donde hoy nosotros, yo así lo creo. Otros posteriores poderosos y leídos apreciaron su huella y se gastaron su dinero para que quedara constancia y nuestro aviso.


lunes, 15 de mayo de 2017

Adtaporka

Que hay otros mundos, pero están en este (*) es una afirmación que se convalida constantemente. No hay más que asistir a cualquier conferencia de un arqueólogo o de un físico nuclear. Prácticamente a diario, únicamente por causa y a base del desarrollo de nuestras propias técnicas de investigación, aparecen nuevos mundos evidenciados por elementos inmediatos.

En el término de Atapuerca, Alfoz de Arlanzón, (Escrito Adtaporka en el Becerro Gótico de Cardeña, folio 21, en anotación del cinco de agosto del año 963) aparecieron restos humanos que descubrían la presencia de habitantes inteligentes en la sierra circundante, hace más de un millón de años, por lo menos.

Cráneos hallados en Atapuerca

A partir de la adecuada valoración de tal hallazgo, la comunidad científica y las instituciones aplicaron medios para profundizar en la investigación del material descubierto y por descubrir, en este yacimiento y activar todo lo posible el potencial de información que contuviera sobre aquella época ancestral.

En consecuencia, sobre donde un día estuvo el Convento Dominico de San Pablo en Burgos, se erigió a modo de museo, un gran espacio de exhibición y divulgación de todo lo relativo al yacimiento y su significado. En este centro hoy se presenta a los ojos del asombrado visitante aquel mundo remoto en el tiempo que, con la adecuada guía, puede tocarse con la mano y visitarse a escasos doce kilómetros.
En definitiva, otro mundo, pero en este.


Esta clase de edificios junto la institución dotada para su gestión, en cualquier otra ciudad de Europa e incluso del mundo, son designados con un nombre alusivo al lugar del hallazgo, a lo hallado, o a su descubridor. En este caso, sorprendentemente, no. Ha sido denominado con el nombre de una hipótesis científica: Evolución humana.




(*) (Paul Elouard)

jueves, 8 de septiembre de 2016

Another new world


A finales del siglo XV, la Corona de Castilla, con una inversión más bien moderada, descubrió para la civilización conocida, un mundo nuevo en las indias occidentales, más tarde conocidas como América. Y, al decir un mundo nuevo, se dice bien, porque como tal ha de considerarse al conjunto íntegro de un territorio con sus animales, vegetación, aguas, riquezas minerales y ,sobre todo, sus propios pobladores inteligentes, personas, por definición cristiana y escolástica, todo ello desconocido hasta entonces para el universo de sus descubridores.

El carajal que supuso este hecho  para los españoles, y para los demás naturales de los estados de la  hoy denominada  Europa, fue tamaño. Cinco siglos después, todavía estamos asimilando deficitariamente el acontecimiento.


Sin haberlo abarcado bien todavía,  quienes allí se han hecho fuertes más tarde, los USA, que ni lo digieren  ni lo dejan digerir,- américa para los americanos- , están empeñados en emular aquel hito con otro que  lo supere y empequeñezca, para los siglos, mediante la conquista del espacio supra planetario –otro nuevo mundo-y la vida de cualquier clase que en él pueda existir. Distrayendo la atención del personal a lo de aquí.


Llevan gastando en ello, desde hace ochenta años, lo que no está en los libros. Cohetes y publicidad. Literatura, cinematografía de ciencia ficción y noticias, algunas más o menos manipuladas,  destinadas a trabajarse al contribuyente, siembre engatusable, con la cosa de que es muy probable, sino cierto, que hay gente en la intemperie del universo esperando a ser descubierta, como Colón descubrió a los lucayos. Por lo tanto, ni deben escatimarse impuestos ni partidas presupuestarias, ni pedirse las cuentas del Gran Capitán.

De momento consiguieron llegar a nuestro satélite, la pálida luna. Pero allí no había nadie. Ni una rata. Ni una bacteria que llevarse al microscopio, aunque, por lo menos, constituya ciertamente un sitio en el que han conseguido poner el pie antes que un español, a diferencia del solar de su actual territorio nacional.

Por lo tanto, aun reconociendo sin duda el gran mérito de la gesta de ese equipo, la luna no colmó el objetivo de descubrir un mundo nuevo. Por lo menos en la idea que se tenía de este hecho.


En efecto, los tripulantes de las naves exorbitantes que se lanzaron a la aventura pudieron, por primera vez en la Historia, contemplar el planeta tierra, en su redondez espléndida, desde el espacio y desde la luna, experiencia de la que Colon y sus marinos obviamente no disfrutaron. Y, lo más importante, el enorme equipo y organización  humana de científicos, técnicos,  y de medios de toda clase, que sirvió de soporte necesario  a los viajes espaciales, desarrolló tecnologías inéditas y experimentó materiales, procesos y cacharros que proporcionaron avances determinantes en  la calidad de vida del planeta azul que flotaba girando a lo lejos, contribuyendo a su transformación tremenda. 

Descubrieron también, de paso, armas nuevas y formidables, que, por lo mismo, desintegraron todo concepto anterior de poder y de guerra en el ya viejo globo. 

Paradójicamente, el nuevo mundo que descubrían era realmente el mismo del que procedían, transformado por todo lo desarrollado y consecuencia de su viaje en busca de otro. Resultaba con ello clarividente la declaración del poeta Éluard, “Hay otros mundos, pero están en este”.

Pero a los poetas se les lee poco y mentes destacadas han impuesto la moderna lógica de que, a pesar de todo, este mundo nuestro, en muy pocos años, no va a ser ni suficiente ni suficientemente habitable para que los humanos quepamos y vivamos como hasta ahora, por lo cual hay que perseverar en la búsqueda de un mundo nuevo donde irnos trasladando  ordenadamente.

Inmersos, pues, en la elevación de esta nueva Torre de Babel, que nadie cree conveniente detener, ahora emprenden la búsqueda en Marte. De momento han enviado una especie de  dron  y erre que erre con las señales de vida por ahí. Tampoco allí hay nadie, ni se le espera. Por eso estos nuevos exploradores siguen aún tragando quina –dicho sea con todo cariño-con aquel hito de Castilla hace cinco siglos, no superado, por el que esta descubrió la tierra que pisan, y a sus ancestrales moradores titulares, para su católica evangelización,  gracias a lo cual hoy  ellos, probablemente, han llegado a ser alguien.

Es muy posible que la ruta más rápida para el descubrimiento del nuevo mundo no discurra por las galaxias, sino por la que conduce a la parte más pequeña de la materia y energía que tocamos a diario y de la que estamos hechos. La física de partículas, los bosones y todo ese tinglado quántico que está  revelando un mundo nuevo fascinante, pero todavía desconocido, incomprendido y misterioso, aunque también incluido en este, y además habitado por sus propios aborígenes, asimismo desconocidos: nosotros mismos. Otra vez Éluard.


                                                  Salvador Dalí. Retrato de Paul Éluard

martes, 5 de julio de 2016

Dias Luminosos de la Historia de Castilla. Monasterio de las Huelgas

Si en los siglos de Historia de España ha habido unos años cruciales, en los que cuajó la identidad de lo que hoy conocemos por la realidad política, cultural, humana y territorial de tal denominación, estos fueron los correspondientes al reinado de Castilla de Alfonso VIII.


Corona de los Camafeos. Monasterio de las Huelgas

Este rey,  que gobernó Castilla entre  1158 y 1214, descendía a la vez de Alfonso VI y de Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como Cid Campidoctor, personajes ambos que habían protagonizado un agrio encuentro en la sucesión del trono de Castilla (Ver Días oscuros de la Historia de Castilla I de este blog) y cuyas líneas venían a confluir en su persona conciliando aquel conflicto.

Le casaron con una princesa inglesa, Leonor Plantagenet, hija y hermana de reyes, uno de los cuales fue el célebre Ricardo Corazón de León.

Alfonso fue abuelo de reyes que además de tal condición también merecieron la consideración de santos, Fernando III de Castilla y León y Luis IX de Francia.

Y, por si poco fuera, resultó también creíble protagonista involuntario de una novela romántica y trágica escrita por su biznieto Alfonso X , al suponérsele tórrido idilio con una bella judía toledana, hecho que, aún  posiblemente ficticio, resultó puesto por escrito para su constancia y posteridad.

Consiguió poner de acuerdo a dos monarcas ibéricos, el gigante mocetón  Sancho VII de Navarra, que media dos metros y pico, y Pedro II de Aragón, para combatir y vencer en la batalla más decisiva, en ocho siglos de contienda contra los invasores musulmanes de la península ibérica, en las Navas de Tolosa en el verano de 2012, al formidable ejército almohade de Mohammar Al Nassir, propiciando así la recuperación total de la península por gentes de una misma base cultural y religiosa, enlazando sin solución de continuidad, en secular inercia hispana, con el proceso posterior de descubrimiento y exploración del continente americano.

Este monarca tan especial, a instancias de su esposa, que no lo debía ser menos, es quien construyó a su cargo, dotándole de los bienes y rentas suficientes para su espléndido mantenimiento y  consiguiéndole  un estatus jurídico de autonomía de poder independiente de la jerarquía eclesiástica española, dependiente directamente del Papa de Roma, el monasterio cisterciense femenino de Santa Maria la real de las Huelgas de Burgos. Así lo cuenta su contemporáneo, consejero y amigo, el Obispo Rodrigo Jiménez de Rada en su Historia de los Hechos de España:

“Con el propósito de agradar al Altísimo, construyó cerca de Burgos, a instancias de su serenísima esposa la reina Leonor, un Monasterio de Monjas de la orden del Císter, y lo embelleció con la más noble construcción y lo dotó de tal modo con copiosas rentas y diversas heredades, que las santas vírgenes consagradas a Dios, que allí entonan día y noche salmos de alabanza a Dios, no sufren ninguna penuria ni escasez, sino que rematados sin reparar en gastos los edificios, el claustro, la Iglesia y demás dependencias, se deleitan continuamente en la contemplación y las alabanzas, libres de preocupación.”


Monasterio de Santa María La Real de las Huelgas en Burgos


Tal institución superaba la histórica del Infantazgo de Covarrubias para las princesas castellanas , integrando la institución civil de poder soberano hereditario con la institución eclesial ideal para aquellos miembros femeninos de la familia real que decidiesen profesar como religiosas.

Y también como recinto idóneo de sepultura de sus restos mortales en el tránsito deseado a  una vida ulterior  al cielo de la fe cristiana.

Serían necesarias muchas páginas para sintetizar o reproducir lo que el Monasterio de las Huelgas fue y  aquí no se intentará siquiera. Hay escrito mucho y bien, únicamente es necesario consultarlo y enterarse hasta donde  uno considere bastante.

Ante los sarcófagos el Monasterio de Las Huelgas es fácil hacerse una idea de cómo concebían la muerte y la transición a la vida eterna aquellos poderosos magnates del siglo XII.

En cuanto al conjunto edificado, valen más sus imágenes que las palabras y en cuanto a su contenido también porque en sí mismo constituye mobiliario que evidencia la esperanza, y el deseo de los habitantes de aquellos años,  de pasar a otra forma de existencia cuya realidad suponían próxima o parecida  a la de  los claustros, arcadas y jardines de un monasterio-palacio como el que están. Un silencioso ámbito en el que damas santas y religiosas cuidarían de uno en amplias estancias y jardines dentro de protectores muros y elevadas bóvedas de piedra junto a frescos prados y frondosas arboledas: las Huelgas.

Sepulcro de la Infanta Berenguela


En pocos lugares puede encontrar uno mejor integrada síntesis de vocación sagrada, poder y paz espiritual que en este especial recinto.

Desde su exterior no se percibe más que un conjunto de volúmenes de piedra que, por no encontrarse en un lugar elevado, no revelan su magnificencia real.

En efecto, su emplazamiento junto a un bosque y prados de la vega del Arlanzón, le convierten en un lugar acogedor y ameno aunque no especialmente espectacular.

Pero es lo cierto que entre y junto a sus muros ocurrieron hechos espléndidos y fastos solemnes de la historia de España, coronaciones reales, bodas regias, enterramientos y ceremonias de armadura y espaldarazo de caballeros de la más alta aristocracia internacional.


Monjas del Convento de Bernardas de Vileña en la Bureba de Burgos dependiente de las Huelgas.
Este Convento se incendió y cerró en 1970.La fotografia es de 1930 en que todavia vestía con habito antiguo. 

Fueron señoras de la institución infantas y princesas como Blanca de Portugal o Ana de Austria cada una aportando a la institución magnificas dotes, buen gobierno y jugosos pasados personales.
Este recinto, desde su primera Abadesa, Doña Marisol, ha sido mucho, ha representado mucho y ha inspirado mucho y considero una suerte que siga elegante y espléndido,, sobrio y rotundo, en pie y ,sobre todo, habitado por las religiosas de la misma orden monástica inicial. Aquellas que inspiraron a García Lorca “Impresiones y Paisajes”:

“Allí estaban las monjas vestidas de blanco con los velos negros, las caritas sonrosadas y plácidas rodeadas de elegantísimo turbante. Tenían por fondo una galería y ella un Cristo atormentado. Nos miraban con mucha curiosidad y se reían de todas las cosas que decíamos…
Toda la antigua aristocracia medioeval está encerrada en los claustros, y por muchas garras fieras que despedacen a la Historia, este convento, aunque mutilado, será señorial y lo será siempre. Huele a limpieza de paño blanco y a suave humedad. El patio solitario, lleno de yerbas, con las ventanas entornadas, tiene bajo la tarde de Julio una rumorosa tranquilidad soleada y el claustro azulado en estrellas góticas en las esquinas bajo su solería, los cuerpos de las monjas que murieron.

Comenzó la visita y al conjuro de la música monjil surgió una época gloriosa de España, época de leyendas y de hechos maravillosos y desconocidos, guardada con fe y amor devoto por aquellas mujeres… y surgió Alfonso VIII y San Fernando y Doña berenguela y Sancho el Deseado… y princesas y niños y caballeros, todos colocados en sencillos sepulcros arrimados a las paredes, y surgieron leyendas de monjas infantes que murieron en olor de santidad… y apareció la batalla de las Navas y la cruz que llevaba el arzobispo Rodrigo y se llegó al coro donde está el corazón de la casa… los pasos resuenan extrañamente… allá en el fondo un calvario lleno de espanto cubre de piedad las sombras… Luego las luces que brillan ante los sagrarios y las lejanías de las bóvedas con sus ventanales rasgados… y tapices en rosa y azul claro que explican a los emperadores romanos. Todo lo que dicen las monjas de los muertos que allí tienen lo pronuncian con una verdadera unción de agradecimiento. Parece que Alfonso el de las Navas es un Santo para ellas...y enseñan tristes el vacío sepulcro de Alfonso el sabio y se maravillan ingenuamente ante la tumba de la Infanta Berenguela, que un día fatal para el Convento se la encontraron sentada en la escalera del coro.

Y nos sentaron en la silla abacial, donde la melancólica figura de la abadesa nos declamó cariñosa y consejera, y las demás monjas, siempre sonriendo, siempre sonriendo con una augusta serenidad…

Pasamos por el patio románico color oro viejo, con una fuente llena de arabescos, de sol y de flores sencillas y volvimos al gran coro, donde vimos vírgenes deliciosas con su candor casi monjil…


Después una religiosa soltó su cola para parecer un pavo real enorme, como ´la Manzana de Anís´ de Francisco James; cortamos claveles y salimos en medio de unas recomendaciones conmovedoras a la bondad…”


domingo, 17 de abril de 2016

Días luminosos de Castilla.- Tierra de Santos

Hay lugares donde se han producido hechos asombrosos e inexplicados, denominados milagros, y territorios donde han nacido personas de tal elevación ética y admirable conducta que se les ha denominado secularmente ‘santos’.
Burgos es uno de estos territorios

…. La señora Orodulce, tiró levemente de la tosca cuerda que hacía bascular la campana del convento de Suso, en la ladera de una imponente montaña de la sierra de la Demanda, rodeado de bosque, no lejos de la aldea de Berceo.
Monasterio de Suso. San Millán de la Cogolla.La Rioja.

No quería producir más que un único tañido, suficiente para anunciar al fraile portero su visita. El sol comienza a ocultarse tras las elevaciones porque son casi las nueve de la noche de un día de mediados de julio de 1025.

Junto a ella, agarrándola de su falda, miraba con curiosidad en rededor un niño de cinco años, su hijo Domingo. Unos pasos más atrás, la sierva Fátima, sujetando una mansa burrita con albardas de la que cuelgan atadas por las patas tres gallinas y un gallo negro. El grupo ha venido caminando desde Viloria durante casi doce largas horas. Han salido a las seis de la mañana y caminado con leves descansos para poder llegar con alguna claridad al pequeño convento.

Iglesia en Viloria de Rioja.Burgos

-       ‘Ave María’, saluda el portero, rasurado el cráneo, larga barba grisácea, hábito de márfega negra con gran capucha, toscas sandalias de cáñamo en los pies, deformados por una añeja artrosis, mientras abre el grueso portón de la casa.

La Señora Orodulce pide ver al abad al que pretende hacer una petición y también alojamiento para pasar la noche hasta el día siguiente en que piensa regresar a su aldea.

El abad a pesar de la hora, recibe a la mujer, pidiéndola que tome asiento en el largo bancal del pórtico, mientras el niño domingo se duerme en sus brazos.

Orodulce manda a la morita Fátima entregar al portero el gallo y las gallinas ponedoras. Dos de ellas son una ofrenda para el cenobio y el gallo y la restante tienen otra finalidad.

Orodulce, con un lenguaje sencillo expone al abad que su marido Ximeno García, que se encuentra anciano y enfermo, ella y el niño Domingo son una familia de labradores de Viloria donde tienen huertas, una viña, frutales y olivos. Sin ser ricos, tienen una posición muy desahogada que les permite hacer caridad a su alrededor. Pero Ximeno es muy mayor y su único hijo Domingo, muy pequeño. Los esposos tienen ya convenido que cuando fallezca Ximeno, Orodulce y Domingo entreguen sus vidas y hacienda a un convento. Por eso quieren que el niño Domingo se instruya ya en la Doctrina y letras que únicamente los frailes del cercano  Monasterio Benedictino de Valvanera, más allá de Anguiano, pueden proporcionarle. 
Monasterio de Valvanera. La Rioja.-


Por la dificultad de Ximeno, muy mayor para viajar por las empinadas cuestas de la Demanda y porque a Valvanera no pueden acceder mujeres, como se previene  a medio camino en una cruz: “…ninguna mujer entre hasta el término (…) y si entra, quede detenida hasta que pague sesenta sueldos al procurador del rey”, Orodulce ruega al fraile de Suso que conduzca al niño Domingo hasta los Benedictinos por su mano y con el ruego, además del anticipo de las aves en donación por la instrucción del mozo.
Dejamos aquí la escena.

La historia posterior del niño Domingo García es afortunadamente la de una vida larga y espléndida que será recordada por generaciones a través de los siglos hasta hoy mismo.

Los monjes benedictinos del imponente convento de Valvanera instruyeron a Domingo en cuanto un joven que quiere dedicarse a la vida monástica debiera saber, pero no le admitieron en la Orden y la  historia no nos ha desvelado hasta ahora los motivos. Tampoco fue admitido entre los frailes de Suso en el convento en que alcanzó la santidad San Millán convirtiéndose en referente de la Rioja, de España y de la Cristiandad de entonces. Al parecer, no resultaba cierto entonces el dicho “Todo es bueno para un convento”.

El pobre Domingo fue incluso rechazado por tercera vez por un venerable ermitaño solitario a quien pidió amparo y convivencia en su vocación espiritual.

Se sabe que Domingo, ante esta situación optó por una vida ascética como ermitaño en un lugar de la Bureba, cercano al actual Cerezo de rio Tirón junto las ruinas de un antiguo pabellón de caza de los reyes de Pamplona donde construyó una ermita.

En esta situación, su gran oportunidad se presentó al conocer que había venido a la Rioja un alto dignatario de la Iglesia, Gregorio, Obispo de Ostia y también Cardenal, enviado especialmente a Calahorra por el Papa Juan XVIII. Traía varias misiones entre las que principalmente estaba la de organizar las diócesis de la zona ante las tensiones existentes entre los reinos de Pamplona y León y la consolidación del avance de los cristianos frente al invasor musulmán. De paso, Gregorio protagonizaría la rogativa que, se dice, fue determinante en erradicar una plaga de langosta que venía asolando las fértiles tierras navarras y riojanas. (*)

Domingo se presentó a Gregorio- más tarde San Gregorio Ostiense- y le ofreció sus servicios como ayudante local, conocedor del territorio.

Aceptado que fue por el prelado, a partir de ese momento comenzó la actividad que le supondrá el reconocimiento de los siglos hasta hoy.

Conociéndose entonces en todas las ciudades de Europa el hallazgo del sepulcro del Apóstol Santiago en Galicia se incrementaba el número de peregrinos que iban y venían,  a través de Navarra y la Rioja hacia Burgos, León y Compostela. Una vez en Nájera los peregrinos evitaban el entonces peligroso-por lo cenagoso y frecuentado de bandidos- bosque de Fayola (Ayuela) y vadear el muchas veces intratable rio Oja, desviando la ruta por Leiva hasta Briviesca siguiendo la antigua calzada romana denominada vía Aurelia, que desde Briviesca continuaba por Monasterio de Rodilla hasta Sasamón en considerable rodeo.

Domingo, en  su deseo de ayuda y cuidado de los peregrinos, para facilitar el tránsito hasta Castilla construyó un puente sobre el río Oja , una calzada, una ermita y un hospital, abriendo con ello un tramo de camino directo hasta la, nueva entonces, sede de diócesis en Burgos y su paso natural por el puerto de la Pedraja, todo lo cual convenía tanto a los peregrinos como al astuto rey de León y Castilla Alfonso VI, interesado en mantener un acceso rápido hasta la Rioja objeto de su permanente reivindicación frente al reino de Pamplona. En aras de todo lo cual realizó donaciones a Domingo y libró de impuestos al nuevo núcleo urbano que junto a dichas obras se levantó.

Domingo se reveló como un eficaz economista, administrador, constructor y referente hospitalario a lo largo de todas las ciudades de procedencia  y destino de los peregrinos a Santiago a quienes sus obras socorrieron. Vivió noventa años y falleció en 1109, junto a su iglesia, donde dispuso ser enterrado y donde se le visita en la actualidad.

Sepulcro de Santo Domingo de la Calzada. Catedral de Santo Domingo de la Calzada.La Rioja


Curiosamente Domingo no está canonizado formalmente aún, se encuentra en una situación canónica denominada  "pre congregación” aunque su canonización se considera espontánea, una forma que duró desde que se comenzó el culto a los santos, a comienzos del siglo II, hasta la creación de la Congregación de Ritos en 1588.

Basílica de San Gregorio. Sorlada. Navarra

Cabeza-Urna con las reliquias de San Gregorio. 

(*) San Gregorio Ostiense ha sido venerado por los agricultores de Navarra, la Rioja y muchos lugares de España a lo largo de los siglos. Las fincas agrarias se continúan bendiciendo en la actualidad con el agua milagrosa que previamente ha estado en contacto con sus huesos en la célebre cabeza –urna de plata. La magnífica Basílica que la alberga se encuentra en la localidad navarra de Sorlada  a una jornada (40 km.) de  Logroño, donde falleció hace tan sólo diez siglos.