El Leon de Arlanza

El Leon de Arlanza
El Leon de Arlanza

domingo, 17 de abril de 2016

Días luminosos de Castilla.- Tierra de Santos

Hay lugares donde se han producido hechos asombrosos e inexplicados, denominados milagros, y territorios donde han nacido personas de tal elevación ética y admirable conducta que se les ha denominado secularmente ‘santos’.
Burgos es uno de estos territorios

…. La señora Orodulce, tiró levemente de la tosca cuerda que hacía bascular la campana del convento de Suso, en la ladera de una imponente montaña de la sierra de la Demanda, rodeado de bosque, no lejos de la aldea de Berceo.
Monasterio de Suso. San Millán de la Cogolla.La Rioja.

No quería producir más que un único tañido, suficiente para anunciar al fraile portero su visita. El sol comienza a ocultarse tras las elevaciones porque son casi las nueve de la noche de un día de mediados de julio de 1025.

Junto a ella, agarrándola de su falda, miraba con curiosidad en rededor un niño de cinco años, su hijo Domingo. Unos pasos más atrás, la sierva Fátima, sujetando una mansa burrita con albardas de la que cuelgan atadas por las patas tres gallinas y un gallo negro. El grupo ha venido caminando desde Viloria durante casi doce largas horas. Han salido a las seis de la mañana y caminado con leves descansos para poder llegar con alguna claridad al pequeño convento.

Iglesia en Viloria de Rioja.Burgos

-       ‘Ave María’, saluda el portero, rasurado el cráneo, larga barba grisácea, hábito de márfega negra con gran capucha, toscas sandalias de cáñamo en los pies, deformados por una añeja artrosis, mientras abre el grueso portón de la casa.

La Señora Orodulce pide ver al abad al que pretende hacer una petición y también alojamiento para pasar la noche hasta el día siguiente en que piensa regresar a su aldea.

El abad a pesar de la hora, recibe a la mujer, pidiéndola que tome asiento en el largo bancal del pórtico, mientras el niño domingo se duerme en sus brazos.

Orodulce manda a la morita Fátima entregar al portero el gallo y las gallinas ponedoras. Dos de ellas son una ofrenda para el cenobio y el gallo y la restante tienen otra finalidad.

Orodulce, con un lenguaje sencillo expone al abad que su marido Ximeno García, que se encuentra anciano y enfermo, ella y el niño Domingo son una familia de labradores de Viloria donde tienen huertas, una viña, frutales y olivos. Sin ser ricos, tienen una posición muy desahogada que les permite hacer caridad a su alrededor. Pero Ximeno es muy mayor y su único hijo Domingo, muy pequeño. Los esposos tienen ya convenido que cuando fallezca Ximeno, Orodulce y Domingo entreguen sus vidas y hacienda a un convento. Por eso quieren que el niño Domingo se instruya ya en la Doctrina y letras que únicamente los frailes del cercano  Monasterio Benedictino de Valvanera, más allá de Anguiano, pueden proporcionarle. 
Monasterio de Valvanera. La Rioja.-


Por la dificultad de Ximeno, muy mayor para viajar por las empinadas cuestas de la Demanda y porque a Valvanera no pueden acceder mujeres, como se previene  a medio camino en una cruz: “…ninguna mujer entre hasta el término (…) y si entra, quede detenida hasta que pague sesenta sueldos al procurador del rey”, Orodulce ruega al fraile de Suso que conduzca al niño Domingo hasta los Benedictinos por su mano y con el ruego, además del anticipo de las aves en donación por la instrucción del mozo.
Dejamos aquí la escena.

La historia posterior del niño Domingo García es afortunadamente la de una vida larga y espléndida que será recordada por generaciones a través de los siglos hasta hoy mismo.

Los monjes benedictinos del imponente convento de Valvanera instruyeron a Domingo en cuanto un joven que quiere dedicarse a la vida monástica debiera saber, pero no le admitieron en la Orden y la  historia no nos ha desvelado hasta ahora los motivos. Tampoco fue admitido entre los frailes de Suso en el convento en que alcanzó la santidad San Millán convirtiéndose en referente de la Rioja, de España y de la Cristiandad de entonces. Al parecer, no resultaba cierto entonces el dicho “Todo es bueno para un convento”.

El pobre Domingo fue incluso rechazado por tercera vez por un venerable ermitaño solitario a quien pidió amparo y convivencia en su vocación espiritual.

Se sabe que Domingo, ante esta situación optó por una vida ascética como ermitaño en un lugar de la Bureba, cercano al actual Cerezo de rio Tirón junto las ruinas de un antiguo pabellón de caza de los reyes de Pamplona donde construyó una ermita.

En esta situación, su gran oportunidad se presentó al conocer que había venido a la Rioja un alto dignatario de la Iglesia, Gregorio, Obispo de Ostia y también Cardenal, enviado especialmente a Calahorra por el Papa Juan XVIII. Traía varias misiones entre las que principalmente estaba la de organizar las diócesis de la zona ante las tensiones existentes entre los reinos de Pamplona y León y la consolidación del avance de los cristianos frente al invasor musulmán. De paso, Gregorio protagonizaría la rogativa que, se dice, fue determinante en erradicar una plaga de langosta que venía asolando las fértiles tierras navarras y riojanas. (*)

Domingo se presentó a Gregorio- más tarde San Gregorio Ostiense- y le ofreció sus servicios como ayudante local, conocedor del territorio.

Aceptado que fue por el prelado, a partir de ese momento comenzó la actividad que le supondrá el reconocimiento de los siglos hasta hoy.

Conociéndose entonces en todas las ciudades de Europa el hallazgo del sepulcro del Apóstol Santiago en Galicia se incrementaba el número de peregrinos que iban y venían,  a través de Navarra y la Rioja hacia Burgos, León y Compostela. Una vez en Nájera los peregrinos evitaban el entonces peligroso-por lo cenagoso y frecuentado de bandidos- bosque de Fayola (Ayuela) y vadear el muchas veces intratable rio Oja, desviando la ruta por Leiva hasta Briviesca siguiendo la antigua calzada romana denominada vía Aurelia, que desde Briviesca continuaba por Monasterio de Rodilla hasta Sasamón en considerable rodeo.

Domingo, en  su deseo de ayuda y cuidado de los peregrinos, para facilitar el tránsito hasta Castilla construyó un puente sobre el río Oja , una calzada, una ermita y un hospital, abriendo con ello un tramo de camino directo hasta la, nueva entonces, sede de diócesis en Burgos y su paso natural por el puerto de la Pedraja, todo lo cual convenía tanto a los peregrinos como al astuto rey de León y Castilla Alfonso VI, interesado en mantener un acceso rápido hasta la Rioja objeto de su permanente reivindicación frente al reino de Pamplona. En aras de todo lo cual realizó donaciones a Domingo y libró de impuestos al nuevo núcleo urbano que junto a dichas obras se levantó.

Domingo se reveló como un eficaz economista, administrador, constructor y referente hospitalario a lo largo de todas las ciudades de procedencia  y destino de los peregrinos a Santiago a quienes sus obras socorrieron. Vivió noventa años y falleció en 1109, junto a su iglesia, donde dispuso ser enterrado y donde se le visita en la actualidad.

Sepulcro de Santo Domingo de la Calzada. Catedral de Santo Domingo de la Calzada.La Rioja


Curiosamente Domingo no está canonizado formalmente aún, se encuentra en una situación canónica denominada  "pre congregación” aunque su canonización se considera espontánea, una forma que duró desde que se comenzó el culto a los santos, a comienzos del siglo II, hasta la creación de la Congregación de Ritos en 1588.

Basílica de San Gregorio. Sorlada. Navarra

Cabeza-Urna con las reliquias de San Gregorio. 

(*) San Gregorio Ostiense ha sido venerado por los agricultores de Navarra, la Rioja y muchos lugares de España a lo largo de los siglos. Las fincas agrarias se continúan bendiciendo en la actualidad con el agua milagrosa que previamente ha estado en contacto con sus huesos en la célebre cabeza –urna de plata. La magnífica Basílica que la alberga se encuentra en la localidad navarra de Sorlada  a una jornada (40 km.) de  Logroño, donde falleció hace tan sólo diez siglos.


domingo, 20 de marzo de 2016

Días de la Historia de Castilla. Indice.

1.-Días oscuros de la Hª de Castilla (I) S. XI,
Octubre, 1072.- Sancho II de Castilla en Zamora.

2.-Días luminosos de la Hª de Castilla (II). (Leyes de Burgos de 1512, 1ª Parte) S.XII,
Agosto, 1170.- Santo Domingo de Guzmán, en Caleruega.

3.-Días oscuros de la Hª de Castilla, (II) S. XIV,
Mayo 1351.- Pedro I de Castilla, en Burgos.

4.-Días luminosos de la Hª de Castilla (I) S. XIV,
Diciembre de 1389.- Enrique III de Castilla, en Palencia.

5.- Días luminosos de la Hª de Castilla (II). (Leyes de Burgos de 1512,2ª Parte) S. XVI

Diciembre de 1512.-Fernando II de Aragón. Regente de Castilla, en Burgos.

Días Luminosos de la Historia de Castilla. Las Leyes de Burgos de 1512 (2)

“De profundis clamavi ad te, Domine;
Domine exaudi vocem meam.
Fiant aures tuqe intendentes
In vocem deprecationis meae.”

(Desde lo más profundo te llamo a ti, Señor:
¡Señor, escucha mi voz!
¡Que tus oídos atiendan 
la voz de mis súplicas!)

En la sala de profundis del Convento de Dominicos de San Pablo de Burgos, aquella tarde de noviembre de 1512, el cántico de los frailes del salmo 129, reverberaba en las bóvedas con un sentimiento especialmente grave. Habían almorzado previamente en el amplio y largo refectorio contiguo, con buen apetito porque los primeros vientos del norte invernizos habían hecho su aparición poniendo fin a un otoño largo y templado y porque la jornada de la tarde se presentaba intensa.


El antiguo convento de San Pablo en Burgos,junto al río Arlanzón. Al fondo a la derecha de la imagen el Arco de Santa María.Grabado de Guesdon

En un relajado orden de dos filas, una vez iniciado el recitado del salmo y sin dejar de cantar, se dirigieron por última vez, a través del lado este del claustro, a la sala capitular donde se celebraría la última de las veintitantas reuniones mantenidas con el mismo fin: consensuar y redactar la propuesta de un cuerpo de conclusiones y disposiciones que presentar al Rey Fernando de Aragón en cumplimiento del mandato recibido de él tres meses antes, como Regente de Castilla. 

Seguían la procesión de los frailes, algunos juristas seglares portando  resmas de documentos.

Entre los diecinueve frailes que lo entonaban, se encontraban los cuatro teólogos destacados, designados formalmente para constituirse en Junta y deliberar y elaborar una Ley que regulase la situación de los habitantes de las Indias Occidentales.

También procesionaba entre ellos el Dominico, Fray Antonio de Montesinos, quien un año antes, en la Isla La Española, miles de leguas más allá de la mar océana, había predicado, y reiterado, en un sermón de Adviento, denuncias y acusaciones contra los abusos de los encomenderos de las Indias, de tal gravedad que, recogidas en un documento, además de su transmisión oral por quienes habían regresado a la península, habían causado el gran escándalo y espanto dentro y fuera del ámbito de la propia Orden, en la corte y al propio Monarca.


Monumento a Fray Antonio de Montesinos en Santo Domingo (República Dominicana)

Al llegar a la Sala Capitular, accedieron a ella únicamente los componentes oficiales de la Junta haciéndolo en primer lugar Juan Rodriguez Fonseca, Obispo de Palencia, ataviado con una  capa de color granate y una muceta de piel parda , apoyándose con una mano en un tosco bastón y llevando en la otra el sombrero de ala ancha y grandes borlas. Dos años más tarde sería Obispo de Burgos ordenando construir la puerta de la Pellejería de la Catedral y la célebre Escalera Dorada.


Sepulcro y estatua yacente del Obispo Rodriguez Fonseca. Iglesia de Santa María en Coca.(Segovia-Castilla y León)

Le siguieron el predicador del rey, Licenciado Gregorio y otros tres licenciados, Santiago Zapata, Moxica y Santiago. Diez pasos detrás, con solemnes andares,  accedía al recinto, capa y traje negros, de los que sobresalía el complicado cuello de una camisola blanca, llevando entre las manos una amplia gorra de fieltro morado, el Insigne jurista doctor López de Palacios Rubios, seguramente el de mayor prestigio reconocido en el reino, célebre por la defensa de la atribución del máximo poder terrenal al Papa.

Y finalmente,  el grupo de teólogos, Frailes dominicos que realmente se encontraban en su casa, Tomás Durán, Pedro Covarrubias y Matías de Paz, a quienes se había unido unos días antes Fray Antonio Montesinos. El resto de frailes, una vez finalizada la salmodia, cerrando por fuera el enorme portón de la sala, se retiraron en silencio a sus quehaceres.

La situación del descubrimiento de las nuevas tierras y habitantes, no tenía precedentes en el mundo conocido y venía regulándose,  durante los dieciocho años transcurridos desde su acontecimiento, por disposiciones generales y ordenanzas provisionales con base en el cuerpo legal de las Siete Partidas, encuadrado en las mismas instituciones vigentes en la recién terminada guerra de Granada contra los musulmanes.

....

En breve resumen cronológico, los hechos determinantes del mandato del monarca a los teólogos y juristas, constituidos en la Junta de Burgos, habían sido estos:

 I.-El hecho material histórico, heroico, pacífico y transcendental del descubrimiento de América por Cristóbal Colón en octubre de 1492 al servicio del Reino de Castilla que determinó un giro sin precedentes de la historia universal,.

II.-En segundo lugar, el constituido por la disposición legal Pontificia de  las Bulas Alejandrinas que legitimaron la autoridad del Reino de Castilla, a título de donación, para poseer y administrar las tierras y gentes descubiertas,  emitidas por el Papa Alejandro VI en 1493.

III.- En tercero, por la disposición ejecutiva, directa de autoridad competente y capaz, constituida por el Codicilo inserto en el testamento la reina Isabel I de Castilla en 1504, en el ejercicio del derecho recibido, para instruir, evangelizar y tratar justamente a los moradores de las tierras descubiertas ante el hecho cierto de su atraso de costumbres y creencias.

IV.-Y finalmente, la denuncia del incumplimiento de la legalidad descrita, los abusos de los encomenderos y la consecuente reclamación de justicia, realizada por el Fraile Dominico Antonio Montesinos en su Sermón de Adviento de 2011, de tales intensidad y fuerza, que, atravesando el océano, removió la conciencia del monarca y las instituciones de administración de justicia de la época.

Nadie, ni dentro ni fuera del Reino, había reclamado o denunciado nada a Castilla, en relación con el trato de los indios o las acciones de los españoles en las nuevas tierras. Fueron los propios españoles, religiosos dominicos y los gestores del reino, en un ejercicio de depuración ética y cristiana, los que iniciaron el procedimiento y la elaboraron de cuanto, desde las instancias del poder, podía hacerse para regular y controlar unos hechos producidos a tal inusitada distancia.

A lo largo de las jornadas de análisis de la situación y debate sobre cómo actuar, habían quedado asentados y acreditados, como hechos ciertos, el enorme atraso de civilización y costumbres de las gentes encontradas, en contraste con los descubridores, su desconocimiento de la doctrina cristiana y en consecuencia de ello y del condicionante de la disposición pontificia, la necesidad de su instrucción y evangelización durante el tiempo que fuera necesario.

Para el enfoque de estos hechos, la Junta reconoció la autoridad del Papa, a través de las bulas emitidas sobre la situación, atribuyendo al Reino de Castilla la legitimidad de posesión y administración de tierras y habitantes, a título de donación, bajo la condición inexorable de su instrucción y evangelización.

Con estas coordenadas, a la luz disponible de las mentes de aquel grupo de hombres nacidos en el siglo XV, se redactaron sus conclusiones, materialmente conocidas como las Leyes de Burgos de 1512.
 ….

Bien entrada la noche, los diez componentes de la Junta, al calor de los tres braseros de la sala capitular y entre los extraños olores del sebo ardiente en las lámparas, alcanzaron un consenso sobre siete principios fundamentales: la libertad de los indios; su derecho a ser instruidos en la fe; la conveniencia de trabajar siendo bien tratados; su necesidad de descansar; su derecho a la propiedad privada -casas y haciendas propias-; la convivencia con los cristianos como medio de conversión; su derecho a un salario justo, en especie, en vestidos y objetos para cubrir sus necesidades.

Los puntos en los que no hubo acuerdo, fueron resueltos por don Fernando, reuniendo en el convento de San Francisco de Burgos  a Fray Alonso del Espinar, Pedro García Carrión y el bachiller Enciso, para elaborar unas normas por las que se gobernaran la vida laboral y religiosa de los indios,  los documentos que recogían la exposición de motivos y las treinta y cinco Ordenanzas para el buen regimiento y tratamiento de los indios.


Fernando II de Aragón (El Católico) Regente de Castilla en 1512.- 
Michael Sittow. Oleo sobre tabla. Museo de Historia y Arte .Viena


Página de una de las Copias de las Leyes de Burgos. Archivo de Indias. Sevilla.


El texto definitivo conocido por la Historia como Las Leyes de Burgos o Reales ordenanzas dadas para el buen Regimiento y Tratamiento de los indios fueron sancionadas por el rey don Fernando el 27 de diciembre de 1512.

Dicho con la sencillez que únicamente se necesita para expresar los grandes hechos de la humanidad, las Leyes de Burgos fueron el primer cuerpo legislativo de carácter universal otorgado legítimamente para regir a los pobladores del continente americano, constituyendo al mismo tiempo, la primera declaración de Derechos Humanos en el mundo tal y como hoy lo conocemos.


domingo, 21 de febrero de 2016

Una reseña de antaño


En la Plaza de la Signoría de Florencia, frente al Palazzo Veccio,  se encuentra la elegante y  robusta fachada del Palazzo Uguccioni. Su estilo tardo-renacentista y ciertos rasgos  hacen pensar  a los expertos que su diseño probablemente se deba a Rafael o Miguel Angel.

 El Gran Duque Francesco de Médici en 1550 autorizó expresamente a Guiovani Uguccioni  construir el edificio con mayor altura que los otros contiguos y por ello, en reconocimiento,  Benedetto Uguccioni colocó sobre la puerta principal de acceso, el busto de aquel  magnate, del mas puro estilo clásico,  que hoy se contempla.

Del  palacio forma parte hoy un edificio anejo  por nombre Casa del Garbo que fue antiguamente Convento de Monjas y hoy día lujosa y muy recomendable residencia para turistas exquisitos.
Florencia.Palacio Uguccioni. 

 Los Uguccioni, junto con los Stroci, los Paci y los poderosos Médici eran las cuatro familias florentinas  que se distribuían la gobernación de la ciudad. Su escudo de armas exhibe, en alusión a los méritos de sus orígenes,  el ancla y el escalandrone o especial rastrillo de una sola vara con la que los protohéroes de la familia escalaban en los asedios, con arrojo y agilidad, los muros de las ciudades enemigas. 


 Burgos, a principios del siglo XVI, se encontraba en su mejor  época mercantil y de prestigio comercial internacional atrayendo por ello a  miembros de poderosas familias extranjeras. Una de ellas fue la de los Uguccioni que llegaron en una fecha imprecisa del primer tercio del siglo. Uno de ellos, sobrino del Papa León X, Juan Bautista de Uguccioni, daba alojamiento en su casa de Burgos al mismísimo emperador Don Carlos I, quien  “de él hizo siempre grande caso y le honró como persona de muy grande calidad” (Según el Expediente de Calatrava num. 654.)

Desde fechas muy próximas a la fundación de la Compañía de Jesús, en 1540 pasaron por Burgos Jesuitas con misiones diversas, siendo a.e. una de ellas  la de contentar al poderoso comerciante, banquero y regidor Burgalés Gregorio de Polanco, gran benefactor y donante espléndido de la Iglesia de San Nicolás,  que se encontraba enormemente contrariado por la entrada en la Orden de su hijo primogénito.

El célebre P. Juan  Alonso de Polanco llegó a ser el brazo derecho de Ignacio de Loyola , siendo Secretario y posteriormente Vicario General y pudiendo haber resultado el cuarto Prepósito General de la Orden  de no ser por el veto papal de Gregorio XIII con el sano propósito de ensanchar los límites hispanos de la Compañía.

Mas tarde, en 1550 y según el propio Alonso de Polanco en su Historia de la Compañía de Jesús,  los Jesuitas fueron llamados a Burgos por el Cardenal Francisco de Mendoza para fundar un Colegio y a tal efecto vinieron en Septiembre de ese mismo año, cinco Padres a cuyo frente se encontraba el P. Torres de gran prestigio como hombre, muy docto y excelente predicador.

No deja de ser curioso el recelo que causaba en cierto sector del Clero la presencia de los Padres en aquel Burgos de entonces. El Padre Flórez, en su España Sagrada refiere así los comienzos de su acción educativa: La única Comunidad de Religiosos dentro de la ciudad fue la de los Padres de la Compañía, porque, aunque estuvieron en otros sitios , no pararon hasta meterse en lo íntimo del Pueblo. El  principio fue el año de 1551 en que vinieron en romería al Smo. Christo el P. Juan Bautista Sanchez, y Hernando Alvarez. Andaban descalzos juntando niños y gente popular en los sitios mas públicos, donde los enseñaban la doctrina christiana: y recelando el Vicario del Sr. Obispo, Cardenal Mendoza, que fuesen algunos Clérigos vagos, mandó asegurarlos en la cárcel de los Clérigos, mientras se informaba. 2. Habíanlos  aposentado el Bachiller Rioseco , y Gonzalo Tamayo, Beneficiarios de la Parroquia de S. Gil ,y con el buen informe de estos y que el proceder era bueno, les concedió licencia de enseñar la doctrina y predicar.”

Perteneciendo pues a  una Orden mendicante, los miembros de la Compañía no disponían de alojamiento alguno ni medios con los que procurárselo. El venerable Benedicto de Uguccioni, Canónigo de la Iglesia Catedral de Burgos  aparece entonces en su ayuda y les proporciona  1200 ducados  para adquirir una casa en Huerto del Rey que hoy son los números 12 y 14, y les financia también la fundación del primer Colegio de la Compañía en el cercano lugar de Villímar,  en cuya Iglesia fue enterrado el propio benefactor. Una lápida sobre su sepulcro decía (sic.) “ Aqui yace el Benerable Barón Benecto Vguchoni, Conónigo de la Santa Iglesia de Burgos, caballero florentín  de las Ilustres Familias de los Uguchonis y Medicis, sobrino del Papa  León X. Fue insigne en exemplo y santidad, gran bienhechor de la Compañía y Fundador de este Colegio. Falleció el año de 1574 a 24 de março  y en el de 623 , en 2 de agosto, fue trasladado.”
(Valentín Dávila Jalón, Marqués de Dávila, Espigando en la Historia de Burgos y su Provincia)

En este Colegio se celebraron solemnes cultos en 1610, fecha de la Beatificación de san Ignacio de Loyola, pasando por su puerta “nueve carros triunfales de diversas maneras aderezados”. En 1623 era rector de este Colegio el Padre Hernando de la Torre y en el año de 1669 aparecía ya clausurada y trasladada su comunidad al fundado en Burgos cuya Iglesia es la actual de san Lorenzo.

jueves, 21 de enero de 2016

Dias Luminosos de la Historia de Castilla (II)

Las Leyes de Burgos de 1512

Juana Garcés, madre gestante de catorce semanas, se despertó en medio de su enésima pesadilla, envuelta en un sudor frío. Vivía en un pueblito castellano de noches destempladas. Corría el año 1170. (*) En el ensueño veía claramente como salía de su vientre un perro blanco y negro llevando en la boca una antorcha encendida. Por lo demás se encontraba bien, todo lo incómoda que puede encontrarse una embarazada veterana de otros partos previos, pero bien.

Félix, su marido, habiendo escuchado varias veces antes el relato de Juana sobre la misma imagen extraña, angustiosa y recurrente, que no se había producido en el caso de sus otros dos hijos, para proporcionarle alguna tranquilidad le propone ir a consultar sobre la visión, al día siguiente, al Venerable Abad del cercano Monasterio de San Esteban de Silos, distante cuatro leguas hacia la sierra de la Demanda. El cenobio tiene fama de ayudar a quienes se acercan con fe a pedir amparo al espíritu de su refundador, el venerado Abad Domingo, fallecido cien años atrás.


Santo Domingo de Silos. Claustro.

Una vez allí, sugieren a Juana, o lo percibe ella misma en intuición explicativa, que el perro de su sueño simboliza que el hijo que espera está predestinado a llevar la luz de la fe del Señor por todo el orbe. Será como el perro fiel de Dios que llevará su Palabra iluminadora a las gentes que la desconocen o conociéndola, la ignoran.
Félix de Guzmán y Juana de Aza, que así era conocida también la madre, a partir de entonces deciden que el nombre de su hijo será Domingo, en memoria del Santo del Monasterio de Silos y en advocación del cumplimiento del significado del sueño.
El niño nacerá felizmente el mismo año en el lugar de la casa y hacienda de sus padres, Caleruega, junto al rio Gromejón, siendo educado más tarde en Gumiel de Izan, río abajo, por su tío, el arcipreste Gonzalo de Aza.

Gumiel de Izán. Casa de Santo Domingo de Guzmán.

Domingo de Guzmán Garcés, a partir de aquí, no hizo sino cumplir la ensoñación de su madre, consolidando su misión en la constitución, en 1216, de una organización religiosa, la Orden de Predicadores, que hoy,  setecientos veinte años después, que ya es decir, continúa realizando la misma misión de canes del Señor iluminando al mundo.



Iglesia de Santa Catalina de Siena .New York. Vidriera.


Y fue uno de estos canes, Antonio Montesinos, quien en 1511, enfebrecido de indignación y echándole valor, denunció los tremendos hechos que desencadenaron la elaboración del hito universal denominado Leyes de Burgos de 1512, institución iluminadora de su época y avance formidable de la condición humana.

En 1492, el colectivo humano que constituía el pueblo denominado Castilla, en su conjunto, estaba a punto de sacar la cabeza de esa bruma de los tiempos conocida como edad media. La Iglesia, los clérigos, pobres hombres que también cargaban con su propia miseria, constituían la única fuente de enseñanza de cuanto se sabía para llevar una vida terrena digna de tal nombre y asegurarse la salvación en la posible posterior y eterna.

Fuera de la fe, únicamente las armas y los gremios, comerciantes incluidos, podían proporcionar algún refugio a las aspiraciones de superación de las gentes.

El Papa de Roma, guía de la Cristiandad, como fenómeno religioso más evolucionado y fiable, legitimaba la autoridad temporal de los monarcas y las decisiones ante las nuevas cuestiones. En las fronteras de la Cristiandad únicamente la tierra ignota y, esperando su oportunidad, el Islam.

En estas, un navegante profesional, Colón, consigue convencer a la Reina de Castilla, Isabel que le autorice y financie un arriesgado intento de encontrar una nueva ruta marítima que aportaría ingentes beneficios económicos y logísticos al Reino y a la Cristiandad toda.

Suponía, ni más ni menos, que el acceso rápido, alternativo e inedito, a las especias orientales, a las sedas y los lujos, de forma tal que abarataría extraordinariamente su coste y, de paso, posibilitaría rodear militarmente al Turco por retaguardia, con su consiguiente control permanente. Ahí era nada.
…..

 (*) Juana Garcés había nacido hacia la mitad del S.XII. Hija de Don García Garcés Rico-Home, Alférez Mayor de Castilla, Mayordomo Mayor, Ayo y Protector, Tutor y Cuidador  de Alfonso IX de Castilla, y de Doña Sanchez Perez. Falleció en Pañafiel y se encuentra enterrada en el Convento de Dominicas de Caleruega. Declarada Beata en 1821 por el Papa Leon XII. 

lunes, 11 de enero de 2016

Dias oscuros de la Historia de Castilla (I)

En la Castilla imprecisa del s. XI el joven de buena familia del que trata este relato, hacía carrera en la corte de Sancho II.
Sancho II de Castilla. Crónica de los Reyes de Castilla BNE

Este curso no podía ser más que militar o militar, ya que el monarca estaba permanentemente en armas en varios frentes a la vez, situación incómoda donde las haya, sobre todo en tiempos en que las cuestiones territoriales y sucesorias se resolvían casi exclusivamente a mandobles de espadón. Esta circunstancia dejaba claro que únicamente teniendo éxito en la gestión bélica podía uno, por muy buenas referencias familiares que tuviera, prosperar en la escala social.

El muchacho, llamado Rodrigo Díaz, ha pasado a la historia como burgalés sin serlo realmente, ya que lo único que se atisba por las evidencias es que había nacido en un lugar cercano a la actual capital, llamado Vivar. Esto, con todo, no tiene relevancia para lo que sigue.

Por su filiación, como descendiente, por línea materna, de antigua familia de aristócratas asturianos y leoneses, así como por su buen porte y apunte de maneras, había sido admitido como hombre de confianza del propio rey Sancho, probablemente en el cargo denominado “armiger regis” (El que lleva las armas al rey)

Imagen de armiger regis en miniatura del Libro de Los Testamentos 1118.

Ya de entrada, se veía envuelto en la cuestión, no por tradicional, aparentemente injusta, de que su jefe, el rey Sancho, a pesar ser el mayor de sus hermanos varones, había sido postergado por su padre, el rey Fernando I de Castilla y León, en el reparto de la herencia de sus reinos, al dejar el principal de estos, el de León, al segundo de los hijos, Alfonso. Y no es que el reino de Castilla no tuviera su interés, pero en aquel tiempo no dejaba de ser un territorio de fronteras móviles por varios horizontes, y por ello supuestamente de menor calidad que el de León, que era el histórico, sólido y auténtico, de toda la vida.

Fuera Sancho de buen conformar o no, le pareció que lo suyo, en aquel momento era reclamar inmediatamente lo que el testamento, a su juicio, no había dejado en condiciones, entre otras cosas porque, probablemente, de no proceder así, cualquiera de sus hermanos, o varios en común,  hubieran terminado por arrebatarle su propia parte, el reino de Castilla, con una excusa u otra.

Todas estas consideraciones se exponen aquí a modo de explicación, que no justificación, de la actitud vindicativa y guerrera de Sancho II. De suponer es que a nuestro Rodrigo no le debían quitar demasiado el sueño.

Por lo tanto, tras varias disputas previas entre los hermanos, Sancho y Alfonso acabaron enfrentándose por el reino de León en dos batallas concretas en las que el primero, con la colaboración clave de Rodrigo Díaz, salió vencedor con la consecuencia de poder ceñirse la corona de ambos reinos, desterrando a su hermano Alfonso al entonces reino musulmán de Toledo.

Las batallas citadas fueron la de Llantada en 1068, en Llantadilla y Golpejera, en 1072, junto a Carrión de los Condes, ambos lugares de la actual provincia de Palencia.

A pesar de este resultado, Sancho continuaba teniendo la oposición de su hermana Urraca y un buen grupo de nobles que plantaban fuerte resistencia en la ciudad de Zamora, plaza de señorío de aquella, por lo que, para asegurar debidamente la cosa, tenía que ganar esta urbe , sometiéndola por lo tanto a cerco en el mes de octubre de 1072.

Por entonces ya Rodrigo Díaz había accedido, con tan solo veinticinco años de edad, al puesto de Alférez Mayor (Jefe supremo del ejército).

El día 7 de octubre del asedio, los zapadores del ejército sitiador dispuestos en primera línea frente a la muralla, vieron que desde la ciudad venía un, al parecer caballero, leonés o zamorano, que, al identificarse, dijo llamarse Bellido Dolfos.

Se presentaba visiblemente desarmado y aparentando desertar.

Hecho cautivo, solicitó entrevistarse directamente con el mismo monarca para darle una valiosa información. Dada su presunta condición de hombre de armas de empaque nobiliario y que el asunto iba de desvelar un punto vulnerable de la muralla de la plaza por donde los sitiadores podrían acceder sin dificultad, Sancho accedió a recibirle. Una vez ante el rey y su estado mayor, pidió ir con el propio señor, juntos sin más escolta para no llamar la atención, para mostrárselo, al punto exacto al que se refería.

Sancho, a pesar de las cautelas que le advirtió su Alférez Mayor, quien recelaba algo, aceptó acudir para averiguar el lugar, siendo acompañado únicamente por Dolfos quien, en garantía, cabalgaría desarmado.

Puestos en marcha ambos con el fin planteado, un buen grupo de los caballeros castellanos, entre los que se encontraba Rodrigo, les siguieron de lejos.

En el camino, atravesando un lugar donde existían unas ruinas, al parecer inoportunamente, estas cosas son así, le sobrevino al monarca la necesidad urgente de evacuar el vientre.

Para aliviar este contratiempo, se retiraba con rapidez tras los restos de un muro de piedra, abandonando su montura y armas a merced de Bellido. Este vio clara la ocasión que se le presentaba. Entonces, con gran frialdad, tomando la lanza dorada de Sancho, salió tras él y, lanzándosela por la espalda a muy corta distancia, le atravesó el centro del torso. Sancho quedó muerto en el acto.

Ejecutada con total eficacia la felonía, Bellido Dolfos, espoleando su caballo regresó al interior de la ciudad a toda prisa por el portillo de la muralla que, lejos de servir como punto clave para el éxito del asedio, tuvo fatídicamente la finalidad contraria, pasando desde entonces a ser conocido como Portillo de la Traición.

Rodrigo Diaz y otros caballeros persiguieron al asesino dando grandes voces sin conseguir alcanzarle. Es de suponer su indignación y rabia. No es de recibo que alguien se aproveche de una situación de indefensión como aquella para perpetrar tan fea jugada. No hay razón de estado que justifique algo tan impresentable y menos en aquella época de honor y caballeros, legitimaciones para la guerra aparte.

A pesar de cuanto nos duela a los paisanos, la chocante forma de abandonar el poder por quien en el mundo consta ser el primero de los reyes de una entidad tan universal como Castilla, es muy posible que las crónicas de este imperio, en el que no conseguiría ponerse el sol, y que es más que todos sus monarcas juntos, quieran recordar cuanto riesgo y castigo puede conllevar saltarse por la fuerza la legalidad vigente.

Sumidos en gran consternación, los fieles del monarca, trasladaron los restos de Sancho a la sepultura dispuesta en su testamento en la Colegiata de San salvador de Oña.

Sepulcro de Sancho II de Castilla. Monasterio de San Salvador de Oña

Muerto Sancho, su hermano Alfonso regresó del exilio y fue proclamado Rey Castilla y León .  Antes de su proclamación y como condición para admitirle como tal y someterse a su mandato, Rodrigo Diaz le hizo jurar inocencia en la muerte de su hermano, ante el cerrojo de la Iglesia de Santa Gadea de Burgos. Esta costumbre de obligar a jurar a los monarcas es muy de Burgos de siempre. Hechos bien documentados de las crónicas posteriores de varios príncipes en los siglos, lo declaran con certeza para la posteridad y signo distintivo de esta recia ciudad.

La carrera de Rodrigo, debido a estas circunstancias, se vio parcialmente truncada, no siendo objeto de este relato su recuerdo, si bien a pesar de ello discurrió por rumbos que han quedado registrados como testimonio de su figura de hombre de temple extraordinario de los propios de Castilla, “que hace a sus hombres y los gasta”, en expresión de otro castellano un par de centurias más tarde.

sábado, 9 de enero de 2016

Dias luminosos de la Historia de Castilla (I)




Enrique III de Castilla, el primer Príncipe de Asturias en la historia de España, era de Burgos.
Enrique III de Castilla y León. Vidriera del S. XV

Su padre, Juan I  Trastámara, se rompió la crisma al caerse de mala manera de un caballo andaluz que le acababan de regalar. Este accidente mortal ocurrió el 9 de octubre de 1390 en Alcalá de Henares, extramuros de la fortaleza-palacio arzobispal, junto a la Puerta de Burgos del mismo. Tenía treinta y dos años.
Torreón de Tenorio. Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares.


El señor de esta fortaleza era en ese momento el viejo y prudentísimo arzobispo gallego Pedro Tenorio, amigo de los Trastámara de toda la vida.
Don Pedro Tenorio, Arzobispo de Toledo.
                                              Retrato en la Sala Capitular de la Catedral de Toledo


Tenorio, ante esta desagradable contrariedad de su huésped, cayendo en la cuenta de que su heredero, el niño Enrique, contaba solamente once años de edad, no tuvo mejor ocurrencia que simular que no había muerto, ordenando llevar el cadáver en secreto a sus habitaciones del Palacio de Alcalá, como si únicamente estuviera malherido e inconsciente. Intentaba con ello ganar el tiempo necesario para arreglar convenientemente la regencia hasta la mayoría de edad del sucesor.


                                       Juan I de Castilla. Estatua sepulcral en la Catedral de Toledo.

Y la cosa no era para menos porque gracias a este niño burgalés iba a solucionarse uno de los conflictos civiles más sangrientos y desgarradores de la época: la contienda abierta entre Borgoñas y Trastámaras por la corona de Castilla, cuestión cerrada en falso con el asesinato de Pedro I por su hermanastro Enrique II, en Montiel. Permanecía latente desde entonces, encarnada en Constanza, hija de Pedro I, casada con Juan de Gante, Duque de Lancaster, hijo de Eduardo III de Inglaterra, la lucha por el trono de ambas familias,  haciendo a aquellos consecuentemente, aspirantes activos.
Constanza de Castilla, Duquesa de Lancaster.
Libro Genealogía Reyes de Portugal, S.XVI


El planteamiento para avenir pacíficamente esta aspiración no debiera malograrse. Había sido acordado en Bayona poco más de un año antes del accidente del caballo, entre ambos Juanes, de Castilla y Gante respectivamente.

El pacto, que garantizaba en firme la boda del niño Enrique y la hija de Constanza y Juan de Gante, Catalina, resolvía la cuestión, con el entronque de las dos casas dinásticas en liza, siempre y cuando  tuviesen descendencia.
Juan de Gante, Duque de Lancaster.
Retrato del s. XVI


En el mismo pacto, Juan de Gante  propuso, y se le aceptó, que desde entonces al heredero de la Corona de Castilla se le adjudicara el título de Príncipe de Asturias, al modo que en su país se hacía con el título de Príncipe de Gales para ungir al heredero de la Corona de aquel reino.

El mismo año  de 1389, celebrándose cortes en Briviesca, aprobaron la concesión de dicho título a Enrique III (Llamado después el Doliente), que desde entonces han venido detentando los herederos sucesivos de la Corona de España.

De esta forma la Corona de Castilla que había perdido un monarca de Burgos, Pedro I, fue recuperada por otro burgalés, Enrique III. (*)



(*) Hijo de Enrique III y Catalina de Gante fue Juan II de Castilla, padre de Isabel la Católica, cuya espléndida sepultura se encuentra en la Cartuja de Miraflores de Burgos.